Entrevista de Claudia Molina a Marcos Roitman.
Salvador Allende: ¿Cuál es la izquierda que lo recuerda?.
Por Claudia MolinaSer de izquierda es ir al humanismo, a la defensa de lo colectivo, al fin de la explotación. Después podremos entrar a discutir sobre la concepción del partido, la vanguardia", Marcos Roitman.
Marcos Roitman, es un exiliado chileno, profesor de la Universidad Complutense de Madrid y autor de numerosos libros. Hasta no hace poco tiempo fue militante socialista. Colaboró con Joan Garcés y el juez Baltasar Garzón para llevar a Pinochet ante la justicia española. Sigue de cerca lo que ocurre en Chile y conoce a fondo la realidad latinoamericana. Su postura crítica es bien conocida y hoy entrega su opinión, en exclusiva, para Crónica Digital.
- ¿A 100 años del natalicio de Salvador Allende, qué análisis hace de la izquierda chilena?
“Siempre se pregunta la gente qué es ser de izquierda y yo diría que la gente no ha pensado que ser de izquierda significa tener los principios propios de la transformación, el concepto propio del socialismo entendido como la condición humana del cambio, negar la explotación, hablar de las concepciones de la virtud ética en el hecho republicano, la construcción de la responsabilidad en la ciudadanía plena, participar del proceso de decisiones, participar en la construcción de la crítica al poder desde el deber ser del poder, es decir, de la construcción cotidiana del hecho social y el hecho personal. O sea, construir esa responsabilidad en la crítica abierta de lo cotidiano, en la crítica que hemos construido sobre el socialismo real.
“El proyecto debe ser de diferencia no de igualdad, la izquierda es sobre todo diferencia no igualdad. Proyectos de redefinición de nación, yo no creo en una izquierda universal, creo cada vez más en una izquierda articulada en estado nación pero con redefiniciones de nación, en redefiniciones de estados. Creo en pluralidades…”
“Ser de izquierda es ir al humanismo, a la defensa de lo colectivo, al fin de la explotación. Después podremos entrar a discutir sobre la concepción del partido, la vanguardia. Antes y durante la Unidad Popular, nadie discutía si se era de izquierda o no, todos teníamos claro lo que era la burguesía, el proletariado, el campesinado, el maoísmo, el stalinismo, el leninismo. Eran otras cosas las que se discutían, pero nadie discutía qué era ser de izquierda.
“Ahora se discute esto, porque la derecha dice que tienes que discutirlo y así puedes estar en el diván todo el día. Entonces, el problema radica en el diagnóstico de país y diagnóstico de programa y eso lo tiene super claro la derecha. No se puede estar todo el día discutiendo qué es ser de izquierda, es ahí donde entran los problemas, porque no tienes capacidad para decidir.
“Todas las sociedades actuales capitalistas son sociedades enfermas. México, Chile, Argentina, Uruguay, España, Francia son sociedades enfermas porque son sociedades que están articuladas sobre el individualismo y esa atomización mata la condición humana”.
- En materia de Derechos Humanos, ¿qué piensa Ud. del discurso de los gobiernos de la Concertación y de la misma derecha que piden dejar atrás el pasado para mirar el futuro?
“La memoria no es olvido. Yo creo que el concepto de memoria implica necesariamente la posibilidad de construir un proyecto donde tienes que articular un presente y un pasado para poder vivir la vida. Si piensas en una vida que empieza cada mañana sin aquello que te permite ir acumulando un conocimiento capaz de ir formándote debes concluir que eso es imposible”.
“Lo que la Concertación y la Derecha piden es que no tengas memoria para recordar lo que el otro hizo para que no le exijas responsabilidad. Responsabilidades, no culpas. La memoria es nuestro mañana también. El problema es que el conocimiento del pasado, obliga. Y es un hecho ético. Quieren que saquemos la ética del hecho político y de la condición humana, es decir, que nos deshumanicemos”.
- ¿Qué es lo que más le ha sorprendido en este proceso de “deshumanización” del que habla?
“Conocí a Ricardo lagos a principios de los 80, cuando él viajó a España. Me parecía un hombre sencillo. Le presenté al decano de la facultad y le dije: ‘le presento al futuro presidente de Chile’. Conversamos en el camino y en la propia conferencia Ricardo dijo: en Chile se ha producido un cambio en la estructura social que es significativa, si hubieran elecciones ahora, año 81 más o menos, a lo mejor Pinochet ganaría, porque hoy los cambios en la forma de pensar han hecho tal transformación que la transición en Chile, debería hacerse teniendo en cuenta el cambio mental que ha generado la economía de mercado.
- ¿Qué imagen tiene hoy usted de Ricardo Lagos?
“Primero tengo que decir que Bachelet ha tenido que pagar las consecuencias del gobierno de Ricardo Lagos, ejemplo de ello, es que ha tenido que enfrentar la huelga de los estudiantes con todo el problema de la educación; el problema del Transantiago y toda la corrupción que hay y, el tremendo problema de la Democracia Cristiana, porque ya se puede visualizar que este partido va a romper con la Concertación porque quiere gobernar sola o con Sebastián Piñera y porque el PS ya le lavó la cara históricamente, de haber sido la causante del golpe militar y de la muerte de los chilenos y del sistema democrático y republicano. El propio Lagos ha dicho que el informe Valech se van a guardar durante 50 años, es decir, los elementos de memoria que pueden molestar a algunos de los que están vivos, que incluso hoy hay militares torturadores que están cobrando del estado. Uno dice ¡esto es una locura! Considero que es una vergüenza y una nueva desilusión.
Para el sociólogo, en el exterior se ha construido un mito sobre Chile, el que consiste en que nuestro país ya casi pertenece al grupo del Primer Mundo. Yo escuché a Ricardo Lagos decir en España que en Chile no se habían solucionado tres problemas: Primero, la desigualdad social. Segundo, que no se ha superado la barrera de los elementos científicos técnicos del desarrollo. Y tercero: Lagos dijo que Chile mantiene el analfabetismo tecnológico. Todo eso no se ha resuelto. Chile sigue siendo un país exportador primario, que depende del cobre y sigue siendo un país donde las tasas de desigualdad se construyen sobre la explotación, y sigue siendo dependiente. El que diga hoy que Chile es casi un país el Primer Mundo está en un debate ficticio. Eso es sólo la venta de imagen que se ha hecho”. Lagos me ha decepcionado”.
-¿Cuáles son los parecidos y diferencias entre transiciones chilena y española?
Para Roitman, tanto la transición española como la chilena tuvieron parecidos y diferencias. Ambos fueron proyectos culturales, de construcción de ciudadanía. Aunque asegura que “No es lo mismo; no es mejor ni peor que en Argentina o en Uruguay, en término de las dictaduras y las tiranías. Cómo ayuda a la construcción de ciudadanía, por ejemplo, el hecho de que Hortensia Bussi de Allende diga que en Chile no hubo buenos economistas en la UP, que empiecen a renegar de lo que había sido evidente, o que el presidente del PS, en esa época dirigente estudiantil, Camilo Escalona, diga que casi había ido de oyente al proceso chileno, cuando era un alto dirigente de la JS, y que diga que había tenido pocas responsabilidades. Está evadiendo un hecho histórico”.
- ¿En qué se refleja esa evasión de responsabilidades?
“En el alto nivel de corrupción política, y eso es clave. Cuando uno se deshumaniza y pierde el criterio ético la política aparece simplemente como un referente personal, tecnocrático, donde sus objetivos son la racionalidad y la eficiencia en la razón de Estado, y eso se convierte en obtener beneficios del Estado a título personal ganando y sacando, extorsionando al Estado”.
- ¿Eso explica la no participación de los jóvenes?
“La no participación de los jóvenes en elecciones no es gratis. No es nihilismo puro. Chile es cada vez más un país totalitario. Hay un proceso de involución política enorme. Hay corrupción en el ámbito del quehacer político, porque la política se convierte en una empresa privada. Encuentras que la verdadera política no está administrada desde la acción del gobierno, está administrada desde afuera, está administrada por Fernando Flores, por ejemplo, que es capaz de decir ‘a mí me están molestando, entonces yo renuncio a mi partido, renunció al PS, después al PPD’ y ahora está armando un nuevo partido. Pero el problema es que no renuncia al senado porque eso le permite seguir manteniéndose. Después tienes a Viera Gallo, que organiza la articulación con la derecha. Entonces, la política aparece como algo sucio monopolizado por el dinero, cuando debería estar asociada a la virtud ciudadana”.
Hay nombres para recordar y nombres para no olvidar…
Pero a Marcos Roitman, el tema de los derechos humanos sigue siendo un tema pendiente; Sin embargo, entrega una mirada particular respecto a los atropellos y muertes a mansalva acontecidos bajo la dictadura de Pinochet y, asegura que no hay que saludar la muerte del torturador, sino recordar lo que hizo. Hay nombres para recordar y nombres para no olvidar, “Romo es un nombre para no olvidar porque expresó lo peor de la guerra fría, en términos del anticomunismo, que puso en evidencia el odio de la clase dominante chilena. Representa lo que muchos hubieran querido hacer y no se atrevieron”.
Por otra parte, enfatiza “Muchos que hoy están en el parlamento, incluso en nombre de la Democracia Cristiana, hubiesen querido torturar, ciegos de odio. La dictadura en Chile lo mismo que el Holocausto, no es un hecho ajeno a la modernidad. Villa Grimaldi no lo es a la modernidad chilena, Londres 38, tampoco es obra de un loco sino que forma parte de la historia de Chile, y lo quieren poner como un hecho externo a la historia del país, como algo hecho por unos pocos. Yo digo no. Fue la derecha construida orgánicamente la que lo permitió, la que gozó, la que torturó. Por eso yo digo que no hay que entenderlo desde la culpa, sino desde las responsabilidades”.
Llamar al olvido también contribuye a la despolitización de una sociedad y es lo que está sucediendo en Chile desde hace ya dos décadas. Para Roitman “La politización lleva, a demandas sociales. Lo concreto es que al despotilizar se generan sociedades enfermas. Se despolitiza para impedir los procesos sociales reivindicativos”.
“Lo que pasa es que Chile se construye sobre una minoría que es la que define y controla los medios de masas, tiene la televisión, tiene todo el poder. El Chile real es otro, es la gente que mantiene la dignidad; el Chile real es el que realmente permitió que Pinochet fuera detenido en Londres, es la gente que sigue defendiendo los derechos humanos, gente que sigue luchando para que la democracia sea radicalmente extendida y que lucha contra la explotación. La gran tarea es humanizarnos nuevamente…”.
Publicado en Crónica Digital
Publicado: 26 de junio de 2008
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