miércoles, 16 de marzo de 2011

                                                                          16 de marzo de 2011 
Funcionario estatal en ejercicio enfrenta querella por asesinato y tortura

Por Claudia Molina B.
Han pasado más de cinco años, desde que el abogado Guillermo Kegevic se hizo cargo de la querella en contra del actual Procurador Fiscal del Consejo de Defensa del Estado en Valparaíso, Enrique Vicente Molina, por su presunta participación en la muerte del Prefecto de Investigaciones, Juan Bustos Marchant, en mayo de 1974.
Hasta ahora, el caso avanzaba y se estancaba, pero la presión de las hijas del ex prefecto y el trabajo del abogado, ha permitido que el caso no sólo se reabra, sino que han dado un paso que permitirá dilucidar las reales causas de muerte del policía. 

Enrique Vicente Molina 
es abogado y licenciado en Ciencias Jurídicas de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, y desde 1986 oficia como Director de la Corporación de Asistencia Judicialde Valparaíso, representando al Consejo de Defensa del Estado (CDE). Ahora se encuentra implicado en el presunto homicidio de Juan Bustos Marchant, quien fue el Prefecto de Investigaciones en la V Región durante el gobierno del presidente Salvador Allende Gossens.
La historia oscura del Procurador Fiscal, salió a la luz pública en el año 2006, cuando la periodista que escribe este artículo denunció estos hechos públicamente. Dando con los expedientes navales correspondientes y a los que tuvo acceso en forma exclusiva, donde consta la relación directa que Enrique Vicente tenía con la detención y posterior muerte del prefecto Juan Bustos Marchant.
NO SE SUICIDÓ
El 2 de mayo de 1974, Juan Bustos Marchant, prefecto de Investigaciones de Valparaíso en el gobierno del presidente Allende, murió de un disparo en la cabeza en el cuartel de la policía civil en esa ciudad. La versión oficial, hasta el 2006, fue que se había suicidado con un arma que tenía en su poder, a pesar de estar detenido. Ni la familia ni la opinión pública porteña aceptaron la explicación.
Hasta ese año se había sostenido la tesis irrefutable que el ex prefecto se había suicidado. Sin embargo, corría también el rumor que el Prefecto de Investigaciones podría haber sido obligado a dispararse. El expediente naval quedó por años guardado bajo llaves, sin que nadie pudiese tener acceso a una parte de la verdad de esta historia y que, luego de develarse, pasados más de 40 años, su familia comenzó a recorrer los episodios de la muerte del Prefecto aunque nunca lograron conocer a cabalidad toda la información y pasajes oscuros que conforman, hasta hoy, esta historia.
Desde el año 2006, antecedentes nuevos recogidos por investigaciones realizadas por peritos y por Guillermo Kegevic, abogado que representa a las hijas del Prefecto, Pamela Gloria Bustos, han originado una nueva mirada respecto de los últimos momentos en que el padre estuvo vivo y en cautiverio, en poder de la Armada de Chile, en Valparaíso.
Hoy, las investigaciones indican que es dudosa la posibilidad de un suicidio, ya que existen nuevos y contundentes argumentos para pensar que su muerte se debió lisa y llanamente a un homicidio perpetrado dentro de las dependencias de Investigaciones de la Región. Así queda de manifiesto en la solicitud de exhumación del cuerpo del malogrado detective, con el que la familia pretende que se determinen exactamente las causas de muerte y la forma en que Bustos Marchant fue ultimado.
CRÓNICA DE LA MUERTE DE BUSTOS MARCHANT
Al producirse el golpe militar de 1973, el prefecto Juan Bustos Marchant fue removido de su cargo y quedó a disposición del nuevo director de Investigaciones, el general Pedro Palacios, y después del general Ernesto Baeza Michelsen. Bustos Marchant mantuvo, sin embargo, la calidad de funcionario de la policía civil.
Un mes después, en octubre de 1973, fue secuestrado por un comando de tres individuos vestidos con chaquetas de marinos. Fue sacado de su casa, introducido en un vehículo donde lo amarraron, amordazaron y le cubrieron la cabeza con una frazada. Fue torturado. Le aplicaron electricidad, le introdujeron una pistola en la boca amenazando dispararle y con un cuchillo simularon que lo castraban.
Las preguntas giraron sobre sus relaciones con el anterior director de Investigaciones, a esas alturas ya asesinado (el médico Eduardo Paredes Barrientos). También sobre su eventual participación en la flagelación de opositores al gobierno del presidente Allende, supuesto contrabando de armas, sustracción de placas del servicio y de fichas del archivo político. Le preguntaron también acerca de su posible calidad de activista de la Unidad Popular y amenazaron con dañar a su familia. Luego de varias horas fue liberado. Lo dejaron en una quebrada.
Bustos se dirigió a pie a la Prefectura de Valparaíso, donde le proporcionaron un vehículo que lo llevó hasta su domicilio. Allí le contó a su esposa lo sucedido, pero decidió guardar silencio al resto de la familia, amigos y colegas, por las amenazas del comando que tenía todas las trazas de pertenecer al servicio de inteligencia naval o bien a Patria y Libertad, grupo terrorista que actuaba con tolerancia de la Armada.
“INTERROGADO POR DROGAS Y ARMAS INEXISTENTES”
El ex prefecto intentó llevar una vida normal pero seis meses después fue requerido y detenido por la justicia naval. El fiscal naval Enrique Vicente se convertiría en su obstinado perseguidor.
Sin embargo, Juan Bustos Marchant resolvió poner en conocimiento al director de Investigaciones, general Ernesto Baeza, sobre lo sucedido. En esa misma ocasión, Bustos Marchant, reiteró su disposición a concurrir ante los tribunales las veces que fuera requerido, exigiendo respeto para su integridad física y mental. La carta de Bustos Marchant a Baeza fue puesta a disposición del fiscal Enrique Vicente.
El abogado Enrique Vicente Molina hizo el servicio militar en la Armada y se licenció como oficial de la reserva. En la Unidad Popular consolidó relaciones con la oficialidad naval. Como capitán de corbeta fue convocado, después del golpe, a prestar servicios en la Fiscalía Naval. Vicente Molina argumenta que si no se hubiera presentado habría sido considerado “desertor en tiempos de guerra”. Su comportamiento indica, sin embargo, que no necesitaba amenazas: Actuó con celo y ánimo predispuesto contra los partidarios de la Unidad Popular, como indican diversas querellas que lo involucran.
Entre 1975 y 1977 fue secretario regional de Justicia. Lo hizo en calidad de funcionario del Consejo de Defensa del Estado. Ha hecho una larga carrera en esa institución, que está culminando como abogado procurador fiscal en Valparaíso.
Juan Bustos fue sometido a extensos interrogatorios. Según Vicente, el ex prefecto fue interrogado sobre drogas y armas. Sin embargo, el expediente naval, rol A-158 de 1974, dice otra cosa. Allí hay constancia que Enrique Vicente ordenó la detención de Bustos Marchant en una causa sometida a Consejo de Guerra por tráfico de armas. Hay constancia en el expediente con fecha 30 de abril de ese año. El fiscal Vicente solicitó a la Dirección General de Investigaciones un informe sobre eventuales cargos que implicaban al ex prefecto Bustos.
Consta, además, que Juan Bustos Marchant negó las acusaciones de contrabando de armas o de algún tipo de material contemplado en la ley 17.978, sobre control de armas y explosivos. Se consigna que Bustos orientaba su actuación especialmente al control de grupos terroristas, de Patria y Libertad. Una responsabilidad normal dentro de sus obligaciones, porque esos grupos pretendían alterar la institucionalidad de la época.
Después se produjo una situación curiosa. Bustos Marchant fue autorizado, un día feriado (1º de mayo) para visitar a su madre. Durante la visita estuvo permanentemente bajo custodia. Sin embargo, logró susurrar a su mujer una advertencia que era a la vez una petición de ayuda: “Me tienen liquidado”, dijo. Al día siguiente, Bustos Marchant apareció “suicidado”.
Se dijo a la familia que el ex prefecto había muerto por un disparo que se infligió en la que era su oficina, en dependencias de Investigaciones, usando una pistola que tenía en su poder. La versión oficial es inverosímil: ¿Cómo podía tener un arma de fuego un detenido sometido a Consejo de Guerra?
“Fue la respuesta más fácil para justificar su muerte”, dijo su hija Pamela Bustos. El cuerpo de su padre fue entregado en una urna sellada. Quince días más tarde, la esposa del ex prefecto, Nelly Veloso, hoy ya fallecida sin encontrar la verdad y menos justicia, fue citada por el propio fiscal Vicente para consultarla sobre los motivos que habría tenido su marido para suicidarse, “pues no se le había comprobado nada”, le dijo en ese entonces según relataba.
BUSTOS FUE SEGUIDO POR EL SERVICIO DE INTELIGENCIA NAVAL
La designación de Juan Bustos Marchant como prefecto de Investigaciones de Valparaíso, en abril de 1972, fue considerada un reconocimiento a sus méritos funcionarios y a su responsabilidad profesional.
Su trabajo en el puerto fue especialmente delicado. Aparte del esfuerzo que demanda el universo delictivo existía una situación política compleja. La ciudad se había convertido en centro de la conspiración naval para derribar al presidente Salvador Allende. Funcionaba también allí la Misión Naval estadounidense y había intensa actividad de Patria y Libertad y otros grupos de ultra derecha,vinculados al asesinato del general René Schneider, comandante en jefe del Ejército, en 1970.
Bustos trabajó con el asesor jurídico de la Intendencia de Valparaíso, Luis Vega Contreras, detenido el 11 de septiembre, torturado en la Esmeralda y enviado a Isla Dawson. También con el vicealmirante José Toribio Merino, cuando éste -como jefe de la Primera Zona Naval- asumió la Intendencia en calidad de subrogante. Entonces, según se estima, el Servicio de Inteligencia Navalcomenzó a seguir sus pasos.
Por razones de servicio, mantenía relaciones fluidas con su director general, Eduardo Paredes Barrientos -asesinado casi inmediatamente después del golpe- y con el funcionario del Ministerio del Interior, Arsenio Poupin, detenido en La Moneda y fusilado en Peldehue. La responsabilidad de Investigaciones en Valparaíso era mayor que en otras ciudades, porque Carabineros actuaba con debilidad. Su prefecto era el general Arturo Yovanne, quien resultó ser jefe de la conspiración en la policía uniformada.
Desde comienzos de 1973 no era un misterio que entre Patria y Libertad y la Armada existían nexos y acuerdos. Bustos incluso tuvo un incidente con el vicealmirante Ismael Huerta, cuando el novio de una de las hijas del oficial apareció comprometido en un atentado efectuado por Patria y Libertad. Huerta intentó presionar al prefecto Bustos, pero éste rechazó la intimidación.
Evidentemente, Juan Bustos no era un personaje grato para la derecha y el alto mando de la Marina. Estaba en la mira de los golpistas que no dejaron pasar mucho tiempo sin cobrarle la cuenta
CARGOS POR HOMICIDIO
El caso de Juan Bustos Marchant, está rodeado de circunstancias extrañas. Las interrogantes e investigaciones apuntan al abogado Enrique Vicente Molina, en ese momento fiscal naval, con grado de capitán de corbeta y actual abogado procurador fiscal del Consejo de Defensa del Estado en Valparaíso, quien ordenó la detención y participó en el interrogatorio.
El 19 de noviembre de 2010, el abogado querellante, Guillermo Kegevic, logró después de reiterados intentos y obstáculos que se declarara admisible la solicitud de exhumación de los restos de Bustos Marchant, enfatizando que existen argumentos sólidos para determinar que la causa de muerte no fue suicidio, sino homicidio, perpetrado por uniformados de la marina nacional, cuyo mayor responsable sería, entonces, el procurador fiscal del CDE de Valparaíso, Enrique Vicente Molina.
En efecto, en la causa ROL 143.578-2004, el jurista afirma que de acuerdo a declaraciones prestadas tanto por sus hijas y las indagaciones realizadas con posterioridad (fojas 74 y 76) ambas señalan que de lo único que tuvieron antecedentes en ese entonces, fue que el impacto de bala fue perpetrado por la sien izquierda, en circunstancias que el prefecto era diestro, y el ángulo de entrada de la bala es de arriba hacia abajo, difícil para que se lo haya autoinferido. Es necesario destacar que la familia no tuvo acceso a ver el cadáver puesto que les fue entregado en una urna sellada.
Por otra parte, en la exhumación, afirma el abogado Kegevic, “buscamos determinar el arma de fuego utilizada para ultimarlo, debido a que los informes del Sumario de Investigaciones y el Protocolo de Autopsia son contradictorios”.
Efectivamente, en el sumario realizado por Investigaciones (fojas 96) determina que el arma utilizada sería de calibre 7,65 milímetros, pero en el protocolo de autopsia /fojas 161) informa que el calibre del arma sería de 32 milímetros y que fue disparada con una pistola cuyos proyectiles son protegidos por un forro o camisa metálica distinta del plomo y, por consiguiente, pueden atravesar completamente el cráneo.
Kegevic es enfático en el esclarecimiento de esta causa, toda vez -afirma el abogado- “que tanto la familia como el país necesita conocer los antecedentes reales de la causa de muerte de un funcionario de alta envergadura como lo fue el señor Juan Bustos Marchant. Es necesario, señala, determinar con exactitud si la víctima fue torturada antes de morir, puesto que de acuerdo al protocolo de autopsia, el prefecto presentaba algunas anormalidades que hacen de este caso una muerte más con gran similitud al deceso del señor José Tohá González, de quien también informaron que se había suicidado y hoy está apareciendo una verdad que descarta esa hipótesis”.
Para Kegevic, lo importante es determinar con precisión los antecedentes de la autopsia y eso sólo se logra exhumando el cadáver para extraer la mayor cantidad de antecedentes que permitan llegar a la verdad que la familia del prefecto, sus hijas en este caso, reclaman. Por ejemplo, dice el jurista, existen dudas razonables en el informe de autopsia fechado el 21 de junio de 1974, practicado por el médico legistaCarlos Sotomayor Pozo, que señala que el prefecto “presentaba un orificio de entrada del proyectil situado en el lugar más común usado por los suicidas, situado en la sien derecha, entre la cola de la ceja y el pabellón de la oreja, contrario a lo que dice el informe que se hizo el 2 de mayo del mismo año.  Así como también asegura que el cuerpo de Bustos Marchant “no presentaba signos de lucha ni otras lesiones que pudiera atribuirse a acción de terceros”. Informó, además que de acuerdo al peritaje, el arma utilizada podría tratarse de una calibre 32, donde -además- no se encontró signos de apoyo del arma usada, en la piel, por haber sido borrada al limpiar la herida.
Pero, el informe de autopsia realizado en Viña del Mar, el 02 de mayo de 1974,  es decir, un día después del deceso del prefecto, afirma que Bustos Marchant llegó con vida a la asistencia pública (Hospital Van Buren) y que después de cuatro horas aproximadamente falleció. Además, en este informe  se  lee que  el Prefecto Juan Bustos Marchant, presentaba dentadura incompleta, faltando gran número de piezas dentarias superiores. Para Kegevic, “este es un dato realmente importante, así como la contradicción entre un informe y otro sobre el calibre del arma utilizada”. Es decir, existen elementos realmente contundentes para iniciar un nuevo proceso investigativo que se adjunte al que hasta ahora hemos llevado y eso sólo lo obtendremos con la exhumación y la práctica de nuevos peritajes en el cuerpo del prefecto Juan Bustos Marchant”.
PRONTA EXHUMACIÓN
El 29 de noviembre de 2010, el abogado Guillermo Kegevic, apeló ante la negativa de permitir la exhumación del cadáver de Bustos Marchant por parte de la Corte de Apelaciones de Valparaíso, en primera instancia por la ministra Eliana Quezada Muñoz; sin embargo, el 13 de enero, la misma Corte de Apelaciones revocó la decisión de la ministra Quezada, devolviéndole el expediente a la Ministra y la exhorta para que dictamine la ejecución de todas las diligencias pertinentes que permitan aclarar la muerte del  policía. La diligencia de exhumación, en principio, se estaría planificando para estos días de marzo.
Una de sus hijas, Pamela Bustos, quien vive en el extranjero, ya viajó a Chile para presenciar la exhumación y prestar declaraciones ante la justicia para colaborar con todo lo que ella sabe y recuerda del período en que su padre comenzó a verse involucrado en un seguimiento cruel que terminó con su muerte y la desmembración de la familia, quienes fueron obligadas a sumirse en el silencio por el temor de perder la vida también.
Este procedimiento se interpreta como un golpe para el actual procurador fiscal del CDE, Enrique Vicente Molina, puesto que la causa ha cambiado la carátula, quedando bajo el ROL IC-816-2010, rol 143578-2004, radicada en el ex segundo juzgado del crimen de Valparaíso, seguida contra Enrique Vicente Molina y otro, por el delito de Homicidio, artículo 391 N°2, aunque siga ejerciendo su cargo de funcionario del Estado.
Por Claudia Molina B.
Exclusivo para El Ciudadano

domingo, 6 de marzo de 2011



Entrevista de Claudia Molina a Marcos Roitman.

Salvador Allende: ¿Cuál es la izquierda que lo recuerda?. 

Por Claudia Molina

Ser de izquierda es ir al humanismo, a la defensa de lo colectivo, al fin de la explotación. Después podremos entrar a discutir sobre la concepción del partido, la vanguardia", Marcos Roitman.
Marcos Roitman, es un exiliado chileno, profesor de la Universidad Complutense de Madrid y autor de numerosos libros. Hasta no hace poco tiempo fue militante socialista. Colaboró con Joan Garcés y el juez Baltasar Garzón para llevar a Pinochet ante la justicia española. Sigue de cerca lo que ocurre en Chile y conoce a fondo la realidad latinoamericana. Su postura crítica es bien conocida y hoy entrega su opinión, en exclusiva, para Crónica Digital.
- ¿A 100 años del natalicio de Salvador Allende, qué análisis hace de la izquierda chilena?
“Siempre se pregunta la gente qué es ser de izquierda y yo diría que la gente no ha pensado que ser de izquierda significa tener los principios propios de la transformación, el concepto propio del socialismo entendido como la condición humana del cambio, negar la explotación, hablar de las concepciones de la virtud ética en el hecho republicano, la construcción de la responsabilidad en la ciudadanía plena, participar del proceso de decisiones, participar en la construcción de la crítica al poder desde el deber ser del poder, es decir, de la construcción cotidiana del hecho social y el hecho personal. O sea, construir esa responsabilidad en la crítica abierta de lo cotidiano, en la crítica que hemos construido sobre el socialismo real.
“El proyecto debe ser de diferencia no de igualdad, la izquierda es sobre todo diferencia no igualdad. Proyectos de redefinición de nación, yo no creo en una izquierda universal, creo cada vez más en una izquierda articulada en estado nación pero con redefiniciones de nación, en redefiniciones de estados. Creo en pluralidades…”
“Ser de izquierda es ir al humanismo, a la defensa de lo colectivo, al fin de la explotación. Después podremos entrar a discutir sobre la concepción del partido, la vanguardia. Antes y durante la Unidad Popular, nadie discutía si se era de izquierda o no, todos teníamos claro lo que era la burguesía, el proletariado, el campesinado, el maoísmo, el stalinismo, el leninismo. Eran otras cosas las que se discutían, pero nadie discutía qué era ser de izquierda.
“Ahora se discute esto, porque la derecha dice que tienes que discutirlo y así puedes estar en el diván todo el día. Entonces, el problema radica en el diagnóstico de país y diagnóstico de programa y eso lo tiene super claro la derecha. No se puede estar todo el día discutiendo qué es ser de izquierda, es ahí donde entran los problemas, porque no tienes capacidad para decidir.
“Todas las sociedades actuales capitalistas son sociedades enfermas. México, Chile, Argentina, Uruguay, España, Francia son sociedades enfermas porque son sociedades que están articuladas sobre el individualismo y esa atomización mata la condición humana”.
- En materia de Derechos Humanos, ¿qué piensa Ud. del discurso de los gobiernos de la Concertación y de la misma derecha que piden dejar atrás el pasado para mirar el futuro?
“La memoria no es olvido. Yo creo que el concepto de memoria implica necesariamente la posibilidad de construir un proyecto donde tienes que articular un presente y un pasado para poder vivir la vida. Si piensas en una vida que empieza cada mañana sin aquello que te permite ir acumulando un conocimiento capaz de ir formándote debes concluir que eso es imposible”.
“Lo que la Concertación y la Derecha piden es que no tengas memoria para recordar lo que el otro hizo para que no le exijas responsabilidad. Responsabilidades, no culpas. La memoria es nuestro mañana también. El problema es que el conocimiento del pasado, obliga. Y es un hecho ético. Quieren que saquemos la ética del hecho político y de la condición humana, es decir, que nos deshumanicemos”.
- ¿Qué es lo que más le ha sorprendido en este proceso de “deshumanización” del que habla?
“Conocí a Ricardo lagos a principios de los 80, cuando él viajó a España. Me parecía un hombre sencillo. Le presenté al decano de la facultad y le dije: ‘le presento al futuro presidente de Chile’. Conversamos en el camino y en la propia conferencia Ricardo dijo: en Chile se ha producido un cambio en la estructura social que es significativa, si hubieran elecciones ahora, año 81 más o menos, a lo mejor Pinochet ganaría, porque hoy los cambios en la forma de pensar han hecho tal transformación que la transición en Chile, debería hacerse teniendo en cuenta el cambio mental que ha generado la economía de mercado.

- ¿Qué imagen tiene hoy usted de Ricardo Lagos?
“Primero tengo que decir que Bachelet ha tenido que pagar las consecuencias del gobierno de Ricardo Lagos, ejemplo de ello, es que ha tenido que enfrentar la huelga de los estudiantes con todo el problema de la educación; el problema del Transantiago y toda la corrupción que hay y, el tremendo problema de la Democracia Cristiana, porque ya se puede visualizar que este partido va a romper con la Concertación porque quiere gobernar sola o con Sebastián Piñera y porque el PS ya le lavó la cara históricamente, de haber sido la causante del golpe militar y de la muerte de los chilenos y del sistema democrático y republicano. El propio Lagos ha dicho que el informe Valech se van a guardar durante 50 años, es decir, los elementos de memoria que pueden molestar a algunos de los que están vivos, que incluso hoy hay militares torturadores que están cobrando del estado. Uno dice ¡esto es una locura! Considero que es una vergüenza y una nueva desilusión.
Para el sociólogo, en el exterior se ha construido un mito sobre Chile, el que consiste en que nuestro país ya casi pertenece al grupo del Primer Mundo. Yo escuché a Ricardo Lagos decir en España que en Chile no se habían solucionado tres problemas: Primero, la desigualdad social. Segundo, que no se ha superado la barrera de los elementos científicos técnicos del desarrollo. Y tercero: Lagos dijo que Chile mantiene el analfabetismo tecnológico. Todo eso no se ha resuelto. Chile sigue siendo un país exportador primario, que depende del cobre y sigue siendo un país donde las tasas de desigualdad se construyen sobre la explotación, y sigue siendo dependiente. El que diga hoy que Chile es casi un país el Primer Mundo está en un debate ficticio. Eso es sólo la venta de imagen que se ha hecho”. Lagos me ha decepcionado”.
-¿Cuáles son los parecidos y diferencias entre transiciones chilena y española?
Para Roitman, tanto la transición española como la chilena tuvieron parecidos y diferencias. Ambos fueron proyectos culturales, de construcción de ciudadanía. Aunque asegura que “No es lo mismo; no es mejor ni peor que en Argentina o en Uruguay, en término de las dictaduras y las tiranías. Cómo ayuda a la construcción de ciudadanía, por ejemplo, el hecho de que Hortensia Bussi de Allende diga que en Chile no hubo buenos economistas en la UP, que empiecen a renegar de lo que había sido evidente, o que el presidente del PS, en esa época dirigente estudiantil, Camilo Escalona, diga que casi había ido de oyente al proceso chileno, cuando era un alto dirigente de la JS, y que diga que había tenido pocas responsabilidades. Está evadiendo un hecho histórico”.
- ¿En qué se refleja esa evasión de responsabilidades?
“En el alto nivel de corrupción política, y eso es clave. Cuando uno se deshumaniza y pierde el criterio ético la política aparece simplemente como un referente personal, tecnocrático, donde sus objetivos son la racionalidad y la eficiencia en la razón de Estado, y eso se convierte en obtener beneficios del Estado a título personal ganando y sacando, extorsionando al Estado”.
- ¿Eso explica la no participación de los jóvenes?
“La no participación de los jóvenes en elecciones no es gratis. No es nihilismo puro. Chile es cada vez más un país totalitario. Hay un proceso de involución política enorme. Hay corrupción en el ámbito del quehacer político, porque la política se convierte en una empresa privada. Encuentras que la verdadera política no está administrada desde la acción del gobierno, está administrada desde afuera, está administrada por Fernando Flores, por ejemplo, que es capaz de decir ‘a mí me están molestando, entonces yo renuncio a mi partido, renunció al PS, después al PPD’ y ahora está armando un nuevo partido. Pero el problema es que no renuncia al senado porque eso le permite seguir manteniéndose. Después tienes a Viera Gallo, que organiza la articulación con la derecha. Entonces, la política aparece como algo sucio monopolizado por el dinero, cuando debería estar asociada a la virtud ciudadana”.
Hay nombres para recordar y nombres para no olvidar…
Pero a Marcos Roitman, el tema de los derechos humanos sigue siendo un tema pendiente; Sin embargo, entrega una mirada particular respecto a los atropellos y muertes a mansalva acontecidos bajo la dictadura de Pinochet y, asegura que no hay que saludar la muerte del torturador, sino recordar lo que hizo. Hay nombres para recordar y nombres para no olvidar, “Romo es un nombre para no olvidar porque expresó lo peor de la guerra fría, en términos del anticomunismo, que puso en evidencia el odio de la clase dominante chilena. Representa lo que muchos hubieran querido hacer y no se atrevieron”.
Por otra parte, enfatiza “Muchos que hoy están en el parlamento, incluso en nombre de la Democracia Cristiana, hubiesen querido torturar, ciegos de odio. La dictadura en Chile lo mismo que el Holocausto, no es un hecho ajeno a la modernidad. Villa Grimaldi no lo es a la modernidad chilena, Londres 38, tampoco es obra de un loco sino que forma parte de la historia de Chile, y lo quieren poner como un hecho externo a la historia del país, como algo hecho por unos pocos. Yo digo no. Fue la derecha construida orgánicamente la que lo permitió, la que gozó, la que torturó. Por eso yo digo que no hay que entenderlo desde la culpa, sino desde las responsabilidades”.
Llamar al olvido también contribuye a la despolitización de una sociedad y es lo que está sucediendo en Chile desde hace ya dos décadas. Para Roitman “La politización lleva, a demandas sociales. Lo concreto es que al despotilizar se generan sociedades enfermas. Se despolitiza para impedir los procesos sociales reivindicativos”.
“Lo que pasa es que Chile se construye sobre una minoría que es la que define y controla los medios de masas, tiene la televisión, tiene todo el poder. El Chile real es otro, es la gente que mantiene la dignidad; el Chile real es el que realmente permitió que Pinochet fuera detenido en Londres, es la gente que sigue defendiendo los derechos humanos, gente que sigue luchando para que la democracia sea radicalmente extendida y que lucha contra la explotación. La gran tarea es humanizarnos nuevamente…”.

Publicado en Crónica Digital
Publicado: 26 de junio de 2008

¿Cómo fue robado el periódico Excélsior a sus trabajadores?

Miércoles, 02 julio de 2008.
Desde México, por Claudia Molina

Hace más de 5 años, la Sociedad Cooperativa Excélsior contaba con al menos mil trescientos socios y se alzaba para alcanzar una madurez profesional que muchos medios soñaban.


Sin embargo, en medio de éxitos y logros que sus trabajadores lograban, surgió un hecho que empaño la alegría de los funcionarios. Una trama, urdida desde el poder gubernamental -presidido en la época por el presidente Vicente Fox-terminó por ver realizado su siniestro propósito: descabezar a una institución periodística, misma que en la cúspide de su desempeño se había constituido, para Luis Echeverría Álvarez, en un obstáculo para alcanzar sus fines de promoción personal, inspirado quizás en ese procaz refrán de que "cuando se mata desde el gobierno, los culpables son los muertos".

Luís Echeverría Álvarez fue presidente de México durante el sexenio de 1964 a 1970 y, responsabilizado en el año 2006 como responsable de genocidio en contra de los estudiantes de Tlatelolco realizado en Octubre de 1968 por lo que se dictó orden de prisión preventiva, arresto domiciliario en julio de 2006 a pocos días de las elecciones presidenciales en México.

EL INICIO DE LA PESADILLA

¿Cómo entender que un grupo, de no más de diez sujetos y de talla menor, hayan logrado vencer la voluntad de ochocientos socios para llevarlos a destruir su propia obra y terminar, como podemos constatar ahora, unos muy ricos, de una riqueza ilegítima y oprobiosa y otros, los más, despojados y en la ruina económica y moral?

En el caso de la infausta historia de la Cooperativa Excélsior, es necesario destacar como primera y fundamental razón de su debacle, la superficial idea que una buena parte de los socios tenían de la misión social y el compromiso histórico, que corresponde asumir a un medio de comunicación nacional, y que implicaba una insoslayable responsabilidad ética y una fidelidad a los requerimientos de un tiempo particularmente convulso. Una falla central en la vida de la institución fue la omisión —o el olvido deliberado— de organizar programas de comunicación y educación cooperativa, conceptos convergentes indispensables para forjar, a través de una sistemática reflexión, un ethos "excelsiorano": un carácter, un modo de ser, una manera de ver el mundo y asumir valores, dicen hoy los representantes de “El Grupo”

COOPERATIVISTAS DE EXCÉLSIOR: TRABAJO COOPERATIVO

El trabajo cooperativo tiene la finalidad prioritaria e indiscutible de allegarse los medios suficientes para que el trabajador solvente sus propias necesidades y las de su familia, en igualdad de circunstancias. En el caso específico de Excélsior, es evidente que por la propia naturaleza de la obra a que la labor de los socios convergía, adquiriese responsabilidades que lo vinculaban a compromisos que iban más allá de los afanes de utilidad monetaria para trascender en el cumplimiento de un destino aceptado.

Pero en este caso, los hechos se dieron de manera inversa. El 18 de marzo de 1969, ante mil cooperativistas, Julio Scherer fijó su ideario y el nuevo rumbo laboral y ético de la cooperativa diciendo: "Excélsior cumple su misión de informar y educar. Tiene un objetivo, una meta: LA VERDAD. Para alcanzarla ha adoptado una actitud: la buena fe. Nuestro trabajo tiene, más que un contenido político, una razón moral: la lucha incesante por la verdad sólo comparable a un fenómeno de la naturaleza: imposible de ocultar, imposible de contener." Esa fue la única oportunidad en que el director comunicó a los socios, con claridad y emoción, los fines y el ideario de las publicaciones de Excélsior. Oportunidad inmejorable hubiese sido, de cara al futuro, convocar a los socios —sobre todo de talleres y administración— a reflexionar sobre el significado de un texto tan definitorio. Las circunstancias que enfermaron la solidaridad cooperativa fueron congénitas.

En efecto, Excélsior nació bajo el amparo del llamado "periodismo industrial", cuyo molde fue el Imparcial, cuna de la publicidad como primera fuente de ingresos. Rafael Alducin, un hombre de mediana cultura, empresario, según lo recuerda el periodista Marcelo Castillero del Zas, que fundó Excélsior el 18 de marzo de 1917. Para fortuna de la naciente publicación, participaron en la aventura personas talentosas. En pocos meses, Excélsior ganó el favor del público lector; desafortunadamente, a los siete años de su fundación, a la edad de treinta y cinco años, falleció Rafael Alducin. A su muerte, y bajo la dirección de sus familiares, Excélsior transitó por una ruta azarosa de acciones y anhelos fallidos.

Como resultado de una política editorial oscilante y corrompida, quedó preso entre las pugnas de los políticos, situación que finalmente obligó a la empresa a declararse en quiebra financiera. La consecuencia de tan aciago destino dejó en el ánimo de los trabajadores sólo desesperanza y ansiedad por un porvenir incierto. Sin embargo, junto con trabajadores de redacción y administración, los tipógrafos formaron en la etapa adversa un entretejido de voluntades que trocaron la desesperanza en el inicio de una aventura que vinculó a los 248 trabajadores en una organización inédita en la rama de artes gráficas: una sociedad cooperativa.

Dos fuertes pugnas dentro del periódico
Con el advenimiento de esta nueva forma laboral se instauró en el grupo una fe solidaria basada en una honesta conciencia individual. Y bajo este expediente se inició la etapa heroica de la sociedad cooperativa, que en pocos años se consolidó como la primera institución periodística de influencia nacional, bajo la dirección inteligente y firme de dos personajes que con el tiempo se volvieron míticos: don Gilberto Figuesroa y don Rodrigo de Llano.

Don Gilberto, hombre de origen humilde, oriundo de Puente de Ixtla, Morelos, contador público, de naturaleza franca y bondadosa, pronto instauró un liderazgo moral cuasi religioso. Hombre inteligente, organizó la administración de la cooperativa con una eficiencia ejemplar que en poco tiempo se consolidó como una empresa próspera con una gran estabilidad contable y financiera. Don Rodrigo, originario de Monterrey, en su juventud fue reportero y, posteriormente, jefe de información del Imparcial. En 1914 fundó una agencia de publicidad en Nueva York. El 11 de marzo de 1924 fue designado director de Excélsior.

No obstante, mantuvo su agencia de publicidad durante muchos años; se ausentaba de Excélsior seis meses de cada año para atender su negocio. Personaje hosco, dispar del propio espíritu popular de la cooperativa, ajeno casi siempre de los avatares cooperativos, de una ajenidad casi aséptica, tuvo sin embargo la virtud de implantar en la redacción del rotativo una técnica moderna de redacción y una estricta disciplina reporteril que, sin duda, constituyeron el cimiento que consolidó a Excélsior como la institución periodística más importante en el país.

En las horas de producción, los talleres de la cooperativa se convertían en un recinto de laboriosidad animada y dialogante entre elementos de redacción y de talleres. Excélsior era un orgullo, un anhelo y un destino para los trabajadores. Durante los treinta años que duró el caudillaje de don Gilberto y don Rodrigo, la cooperativa navegó aparentemente bajo una genuina vida igualitaria y fraterna.

La verdad es que se había constituido un autoritarismo soportado por dos lógicas y dos centros de poder que generaron cada cual una cauda de favorecidos. La política editorial de don Rodrigo se conducía bajo una directriz equilibrada pero convenenciera y domesticada. La mayoría de los colaboradores de las páginas editoriales, adictos a la política estadunidense, combatían con tenacidad cualquier asomo de izquierdismo. La mayoría de los reporteros gozaban de privilegios concomitantes a su trabajo pues, a más de su paga semanaria, buena parte de ellos disfrutaba de las prebendas económicas que el aparato corruptor del sistema otorgaba. Una minoría dorada se distinguió siempre por su inflexible honestidad y fue, sin duda, el semillero que generó el nuevo Excélsior. Con un apacible y simulado conformismo. Transcurrió así la segunda etapa en la vida del periódico.
Se viene la turbulencia

A la muerte de Gilberto Figueroa, en 1962, se advirtieron presagios de turbulencia. Las ambiciones soterradas se habían desatado y con ellas la intriga y la calumnia. Con la animadversión de más de la mitad de los socios y bajo la presión de don Rodrigo, Jesús García llegó a la gerencia. Hombre gris de una animosidad torva, cometió innumerables errores a causa de los cuales recibió una jubilación forzada. A unas cuantas semanas de la muerte de don Gilberto, en enero de 1963, Rodrigo de Llano murió. La asamblea de socios eligió por aclamación nuevo director a Manuel Becerra Acosta, de ochenta y tres años de edad. Becerra Acosta, con una amplísima experiencia periodística —asesorado por Julio Scherer— nombrado a la sazón su auxiliar, dio un giro significativo a Excélsior. Con la designación de colaboradores de excelencia en las páginas editoriales, nuevos aires entraron a la cooperativa, conmocionando la placidez de un microcosmos casi idílico pero que, en su seno, solapaba intereses establecidos a lo largo de décadas, bajo la máscara de ser defensores de una ideología conservadora, tradicional del periódico.

En agosto de ese mismo año muere Manuel Becerra Acosta. Nueva marejada trastorna la vida cooperativa: la necesidad de elegir nuevo director. Se hacen evidentes posiciones que postulan a dos personajes: Julio Scherer y Víctor Velarde. Julio representaba una posición honesta y progresista; por el otro bando, Víctor Velarde, hombre de empaque ambiguo, encarnaba el statu quo ventajoso para algunos. En una asamblea animada y excitada se eligió a Julio Scherer el 31 de agosto de 1968. Más pronto que tarde afloraron las inconformidades de quienes advirtieron el cercano fin de sus privilegios.

Los asistentes del ya fallecido Rodrigo de Llano, Bernardo Ponce y Armando Sosa Ferreiro, exégetas de una ideología "patriótica" fundada en el mantenimiento del orden existente dentro y fuera de la cooperativa, fueron los primeros en promover la intriga y la calumnia en el seno de la cooperativa. Lo que realmente representaban era la codicia, la petulancia y el resentimiento; animosidad que lograron permear hacia la masa de cooperativistas.
Desde esta posición de poder, iniciaron una despiadada lucha a muerte contra el gerente y el director, faena que concluyó con la expulsión del grupo. Subvencionados por el gobierno, los expulsados persistieron en su empeño durante años, sin resultados visibles. Lograron, no obstante, esparcir la cizaña que produjo grietas en el cuerpo social. A pesar del deplorable episodio, Julio Scherer y Hero Rodríguez Toro, en los años que permanecieron al frente de la cooperativa, consolidaron el prestigio y la prosperidad económica de la sociedad y la llevaron a la cúspide del periodismo nacional y latinoamericano. Para infortunio de la cooperativa —una vez más— siniestros personajes, heridos por el resentimiento contra un mundo que no quiso darles la estimación que a sí mismos se concedían, conspiraban y alimentaban ambiciones ilegítimas.

Esperaron con astucia socarrona las condiciones propicias para que el gobierno auspiciara un nuevo atropello contra la cooperativa, aprovechando el nicho de inquietud que aún permanecía en el seno de la institución. Por ausencia de una educación activa y una comunicación eficaz, lamentablemente se fue pervirtiendo ese sustrato convivencial solidario para devenir en relaciones de conveniencia producto de un patrimonialismo colectivo irracional.

Durante meses y mediante invitaciones grupales a restaurantes caros y prostíbulos, promesas de vivienda por uno de los actores conocido justamente como "el Promesas" quebrantaron con vileza la cohesión que dio esplendor a la cooperativa, convenciendo a casi la totalidad de los trabajadores de talleres, algunos de administración y redacción, de supuestos hechos de corrupción y del menosprecio clasista que los integrantes de la redacción sentían por ellos. La interpretación enrevesada de este mendaz argumento fue suficiente para hacer causa común con los bribones, afirma el periodista del Zas, que ha seguido de cerca toda esta trama.

En una asamblea amañada, los mejores elementos de la cooperativa salieron signando un final casi preescrito. Los desleales tránsfugas, algunos de los cuales ahora pretenden lavarse la cara, tenían claridad en sus ambiciosos fines. La otra cara del drama, los ochocientos o más cooperativistas, no tuvieron la capacidad reflexiva de advertir que al votar contra los dirigentes de la cooperativa también votaban contra su propia obra, su patrimonio y la importancia que la misma representaba en el contexto nacional.

La tesis que expone el periodista, es que “el resto del quórum de cooperativistas obnubilados padecían de una incapacidad para pensar”. El pensar como hábito de examinar y de reflexionar es una actitud que otorga capacidad y lucidez a los hombres contra el engaño, la torpeza y la maldad. La ligereza que conduce al error se debe a la renuncia de esa capacidad valorativa y a la indolencia en el pensar, lo que no significa que una persona presente deficiencia de inteligencia, sino incapacidad de valorar hechos y acciones.

“Nadie que hubiere poseído el juicio, producto del hábito de pensar y valorar, hubiese votado tan ciegamente como se hizo, dice del Zas, ni consentido la felonía que a la postre cometieron los idiotas morales. Confirman mi aserto las propias palabras de uno de los principales actores del primer cisma intra-cooperativo. Jorge Velasco, en el libro Tiempo de saber, de Julio Scherer, asienta: "La vida se oculta en el futuro. Apenas algunos tienen ojos para la niebla cerrada. Nuestro caso fue dramático: llevábamos los ojos en la nuca […]
Provocamos la exclusión de nuestros compañeros; (a sugerencia) agredieron a los dirigentes formales de la cooperativa y se dijeron agredidos, la vieja táctica de la provocación […] Me negué a la claridad, neurótica mi ceguera. Gobernación pagaba y Gobernación nos marcó el alto cuando lo juzgó oportuno."

Es aquí donde la responsabilidad recae en los directivos de aquella época. Desatendieron y en algunos casos obstaculizaron una labor que era primordial: la comunicación y educación hacia el grueso de los cooperativistas. En la actualidad lo que queda de la cooperativa, con directivos mediocres, sin arrestos para reclamar legalmente a los responsables del saqueo, la sociedad se deteriora día a día esperando su enajenación. Diversa hubiese sido la historia de la cooperativa si los directivos hubieran tenido la visión de formar y crear una institución forjada en una solidaridad orgánica cuya carga vital —basada en reglas y valores que no se agotaran al paso del tiempo— no derivara en un agrupamiento de solidaridad mecánica ávida solamente de beneficios económicos.

Quizás en la organización cooperativa hay algo de diabólico. En ocasiones se cumple la profecía de la serpiente: seréis como Dios en su doble faz: grandeza y perversión, advierte el periodista.

No obstante ello, desde que comenzó la insidia, más de 5 años ya, hasta hoy podemos ver diariamente movilizaciones de los cooperativistas que aun mantienen la esperanza de que se haga justicia en un caso tan bullado y tan poco apoyado por otros medios de comunicación.

Es así como todas las mañanas, desde hace dos años, más de un centenar de ex miembros de Excélsior, se atrincheran fuera de la Procuraduría General de Justicia de México (PGJ) con carteles, trompetas y canticos exigiendo justicia. Todos ellos mayores de 65 años y muchos ya acompañados de familiares, pues la edad les puede jugar una mala jugada. Ya van más de XX que han muerto esperando respuesta de la justicia.

Mientras ellos están organizados, con abogados que los representan y buscan distintas formas de ingresar a la PGJ para ser escuchados y encontrar solución a sus problemas, al despojo del que han sido objeto, el Procurador no los ha recibido. El parlamento ha recibido los comunicados y ha discutido sobre el tema, pero no han logrado la fuerza suficiente para conseguir respuestas contundentes que reflejen el deseo de entregar respuestas satisfactorias a los demandantes.

El viernes 27 de junio de 2008 y antes de las diez de la mañana ya se encontraban, nuevamente, el grupo cooperativo de Excélsior fuera de la PGJ, esperando junto a sus dirigentes y representantes que el Sub Procurador de Justicia, los recibiera. La cita ya estaba acordada para la una de la tarde.

En primera instancia estaba fijada para el día lunes 23, sin embargo a los lamentables hechos acontecidos en la discoteque New’s Divine, y los graves problemas que le ha traído al cuerpo policial a cargo del operativo, donde fallecieron 14 menores, de entre 14 y 17 años, el Sub Porcurador se contactó con los representantes solicitando comprensión y dejar la cita para el viernes a la una de la tarde.

Los asistentes de “E Grupo” entre cantos y gritos exigiendo respuestas, no dejaban de reflejar una pequeña esperanza en que en esta ocasión serían recibidos para ya encontrar una nueva luz que los guiara hacia una pronta solución. Nada de esto sucedió, a las 13:30 hrs, los representantes fueron informados, a través de una funcionaria, que no podrían ser recibidos por el Sub Procurador. Sin mayores respuestas, sin lógica y con la dignidad nuevamente pisoteada.

Los reclamos no se hicieron esperar, pero nada sirvió, tomaron sus lienzos y comenzaron la caminata hacia el centro histórico, el Zocalo, para continuar denunciando. “No nos cansaremos de exigir, de reclamar justicia. Por los trabajadores, sus familias y por los que ya no se encuentran entre nosotros, los que ya murieron esperando justicia” enfatizó Eduardo Alejandro Zepeda Soria, uno de los representantes de “El Grupo Cooperativista de Excélsior”.

La autora es periodista chilena.Colaborada de Crónica Digital.

Ciudad de México, 2 de julio 2008
Crónica Digital  

domingo, 27 de febrero de 2011


Domingo 8 de julio de 2007
Foto gentileza de Revista Proceso
LND estuvo con el Subcomandante zapatista
Marcos da la cara
Una conferencia en la UNAM fue el escenario donde encontramos al líder de la asonada de 1994. Un poco más gordo, pero conservando su carisma y su pasamontañas –pese a que hace rato dejó de ser anónimo–, el Sub analiza la política mexicana y la ética del movimiento que lo hizo famoso. 
Nación Domingo
Claudia Molina B.
Desde México

El Sub Marcos, como se conoce al antiguo líder de la asonada zapatista de 1994, casi no se encuentra en los reflectores, y a diferencia de hace una década atrás, no da entrevistas, ni siquiera al periódico mexicano que por años fue prácticamente su vocero. En los últimos años, el Sub apenas ha hablado dos veces con la televisión local, la última de ellas en plena campaña electoral de 2006. Cualquier esfuerzo parece en vano: la Comisión Sexta, que lo resguarda en una casa de la Colonia Obrera del Distrito Federal, me desvió durante semanas para que no pudiera acercarme a él, así que preferí aprovechar una oportunidad algo inédita: una mesa redonda en el auditorio Che Guevara de la UNAM, la mayor y más prestigiosa universidad de este país, en la que el ponente principal era ni más ni menos que el mismo Sub.
Una guardia, entre ellos un hombre con metralleta, impedía que cualquier persona se acercara a menos de un metro del líder zapatista. Pero bastó un descuido de los celadores, al terminar la ponencia, para traspasar la barrera gateando y, con credencial, grabadora y cámara fotográfica en mano, comenzar a gritar: “Hey, Sub, para la prensa chilena”. La guardia trató de sacarme, pero él hizo una seña de aprobación y pude pasar a la sala donde estaba con dos asesores.
Rafael Sebastián Guillén Vicente, su verdadera identidad, camina lento y ornamenta su ropa con los artículos de origen indígena que recibe en los distintos pueblos que visita. El hombre inalcanzable, de voz pausada, irónico y risueño, tiene ya un poco de sobrepeso: aunque intenta mantener la mística de un guerrillero, hoy su trabajo no está en las trincheras. Todavía cubre su rostro con un pasamontañas, como ignorando que México entero conoce al Subcomandante Insurgente Marcos, sabe su historia, su nombre, lo que estudió, y hasta su manera de “echar pestes”. De su identidad los mexicanos se enteraron cuando en una entrevista trató de muy mala forma a la esposa del ahora ex Presidente Ernesto Zedillo, quien respondió el ataque exponiendo la imagen del Sub en televisión. Él, aunque perdió el anonimato, mantiene su carisma. Sus ojos reflejan su sonrisa y lo muestran tal cual es: cálido y bromista. “¡Ya, déjame en paz! Tengo todos tus llamados registrados y ya veré cuándo puedo recibirte; así es que eres chilena, ¿eh?”, partió diciéndome. La entrevista prometida nunca llegaría (no se deja entrevistar) y tampoco se refiere a temas internacionales (por disposición de la Comisión Sexta), aunque en sus palabras deja ver lo que piensa de la política mundial. Tampoco es fácil fotografiarlo; sin embargo, para LND posó con perfecta sonrisa. De hecho, accedió a tomarse una foto abrazado y sonriente, mientras un guardia murmuraba que el Sub no hace eso con nadie y preguntaba: “¿Cómo hizo usted para pasar?”.

Una política sin madre
Lo que se transcribe ahora es lo que el famoso Marcos dijo sobre “Ética y política”. Me pareció un título un tanto extraño, casi incompatible para él, en la medida en que considera que la clase política mexicana, incluida la izquierda oficial, “no tiene madre”, como se dice por acá. Dueño de una lengua filuda, el Sub todavía encuentra eco en distintas zonas de México, principalmente en los pueblos de mayor presencia indígena. Ataca por igual a la izquierda y a la derecha y no pide permiso para decir lo que muchos acá piensan pero no se atreven a “soltar”. Toma el micrófono y comienza su intervención burlándose de las autoridades universitarias: “Allá arriba nos ofrecieron otros lugares ‘mejor acondicionados’, dijeron, ‘más cómodos’. Como si la ética y la política fueran una cuestión de comodidad”.
Marcos se pregunta: ¿cuándo y cómo fue que la ética y la política tomaron estos caminos? La ética, el camino aséptico y mediocre de la academia. La política, el camino del cinismo y la desvergüenza “realistas”. ¿Cuándo fue que la intelectualidad progresista renunció al análisis crítico y se convirtió en triste plañidera de las derrotas y fracasos de una parte de la clase política, que ya lleva años muerta? ¿Cuándo se operó esa mágica alquimia que hizo de los intelectuales progresistas los justificadores, y no pocas veces los aduladores, del quehacer de una “izquierda” tan entre comillas y tan a la derecha que se tienen que hacer malabares para ubicarla en el espectro político? ¿Cuándo fue que la ética dejó de ser un referente y fue sustituida por las encuestas, el rating, las aglomeraciones de masas o de votos?… El Sub llega a comparar el plantón contra el fraude electoral del 2006 con… un concierto de Shakira en el Zócalo. Pan y circo para el pueblo.
Respira profundo y se pregunta en voz alta, mientras su pipa humea el aromático tabaco de chocolate: “¿Cuándo fue que la corte parásita de la clase política mexicana, y de los analistas y locutores que la acompañan, se convirtió en un desordenado equipo de bufones sin público y sin comedia? ¿Cuándo fue que las noticias de los avatares de la clase política desplazaron, a la baja en el rating por supuesto, a la barra cómica en los medios electrónicos? ¿La ética? Hum… me suena ¿En cuánto se cotiza?”.

VAMOS GANANDO
En México, país dividido entre lo que el Sub ha denominado como “los de arriba” y “los de abajo”, reprimir al pueblo aparece como algo natural. “Allá arriba pueden decir, sin sonrojarse siquiera, que está bien que se golpee y encarcele a gente de abajo, gente que se la raja cada día para sacar honestamente algo que llevar a su familia, que se les despoje de sus casas, de su pequeño comercio, de su mercancía, de su medio de vida. Que se aplauda o se calle, que es una forma más ruin de aplaudir, que, como en una guerra de conquista, se despoje, aunque allá arriba dicen ‘se expropie’, de territorios enteros a una ciudad, para entregarlos luego a los grandes inversionistas”. El líder zapatista golpea a fondo.
Bajo este alero es que el líder se manifiesta con desparpajo contra los últimos presidentes que ha tenido México. Así, el Sub asegura que “allá arriba, el siglo XXI en México arrancó sumando, a la falta de ingenio, inteligencia y coraje, la falta de vergüenza”. Y no sólo los acusa de estos “encantos”, sino que se burla de ellos de una forma que nadie sino los propios mexicanos pueden comprender. “Si con Miguel de la Madrid se repitió el ciclo de un Presidente mediocre seguido de un Presidente cobarde [Carlos Salinas de Gortari] y luego un Presidente imbécil [Ernesto Zedillo Ponce de León], con Fox y Calderón parece que el disco duro de la cibernética política se trabó, porque no aparecen ni los mediocres ni los cobardes, y los imbéciles reinan, o creen hacerlo, o fingen, o no les importa siquiera simularlo. Felipe Calderón Hinojosa, corto no sólo de estatura, se pierde en las fotos donde abundan los verdes olivo y grises”. ¡Vamos ganando!, dice Calderón en su lucha contra el narcotráfico, “pero todos sabemos quiénes están incluidos en ese plural y quiénes no”, insiste el Sub. “Fox explica con descaro esta situación a los posibles compradores de nuestro México, asegurando que ‘nuestros muchachos [soldados y policías] están limpiando el sitio. Hacen un poco de ruido, es cierto, pero pronto quedará todo limpio’. Sobre todo de mexicanos, que son el principal estorbo. Verá usted cómo, pronto, donde antes había un país habrá un terreno baldío y podrá invertir en lo que le plazca”, agrega.

Ser un guerrero
Los zapatistas se definen como guerreros y guerreras. Se asumen como luchadores, a la defensiva y/o a la ofensiva. Y la ética para ellos es un compromiso. La posición del EZLN no ha estado exenta de desprecio y de crítica a los neoapologistas de lo indefendible; es decir, el quehacer de la clase política, que al lodo y la sangre que mancha sus manos, ahora suma el cinismo de presentar su claudicación como “madurez”, “modernidad” y “realismo”, dice con voz tenaz el guerrero zapatista.
“José Martí lo dijo alguna vez: el hombre verdadero no mira de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber, y para el EZLN se podría decir que el hombre y la mujer de abajo y a la izquierda no miran de qué lado van las encuestas, sino de qué lado está el deber”, apunta.
“El deber nuestro es nuestra ética, la ética del guerrero, fundado en las fuentes que abrevaron para ser lo que son y seguirán siendo”. La ética del guerrero es estar siempre en disposición de aprender y asomarse a lo desconocido con la misma capacidad de admiración que se tiene ante algo nuevo. Cuando salieron al camino que se trazaron en 1994, no repartieron –aseguran– juicios ni recetas. Escucharon y miraron para aprender, no para suplantar o dirigir, sino para respetar.
El ideal es “existir para el bien de la humanidad”, es decir, de la justicia. “Ojo, que no dije ‘para tomar el poder’ ni ‘para llegar a un cargo público’, no para ‘pasar a la historia’, ni ‘para desde arriba solucionar lo de abajo’. Digo nombrar y traer a esa otra gran ausente en el camino del de abajo, la justicia. Y no porque esté en algún lado escondida, esperando que alguien que se cree iluminado la encuentre y nos la obsequie, y nuestros calendarios se llenen de monumentos, bustos, estatuas, sino porque es algo que se construye como todo lo que nos hace seres humanos, es decir, en colectivo”, dice el Sub.

LA POLÍTICA DEL MÁS ALLÁ
Su política no es al hoy, a lo inmediato. La mirada llega más lejos, “hasta allá”, sugiere el Sub, donde se puede ver a un hombre o a una mujer despertarse con la nueva y tierna angustia de saber que deben decidir sobre su destino, que caminan por el día con la incertidumbre que da la responsabilidad de llenar de contenido la palabra “libertad”. La ética del zapatismo tiene ese destino.
“No es sólo por eso, pero es también por eso, que sabemos que vamos a ganar, porque creemos y ‘creer’ es sinónimo de ‘hacer’, y ‘hacer’ es sinónimo de ‘luchar’, y ‘luchar’ es ‘soñar’ que es posible construir otra forma de hacer política, y que su andamiaje principal es la ética, la otra ética. Allá arriba no hay nada que hacer, ni siquiera chistes”. LND


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De mi archivo personal, algunas imágenes de ese encuentro: