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"Hasta hoy tengo dos identidades, es algo que aún no puedo asimilar. Después de descubrir que mi verdadera identidad aún existe y que no soy yo, estoy desesperada", así comienza a relatar su tragedia -griega-, Michel Valdés, quien hasta hoy vive una incógnita: ¿cómo me llamaré definitivamente? ¿Qué va pasar con mis nombres originales?". La vida de Michel transcurre con dudas y angustias constantes, sin asimilar quién es ella realmente. "Michel Pamela Valdivia es mi nombre real, el primero que tuve cuando nací, y lo quiero, lo extraño, pero no deja de ser un nombre vacío, pues esa Michel no tiene historial, no ha ido al doctor, nunca se ha casado ni salido del país, no sabe de logros ni si tuvo hijos. Sin embargo la otra, Michela Cortés, tiene toda una vida construida, pero sobre la base de mentiras, engaños y eso me cuesta entender. Sufro con rabia". Cambio de identidad Michel Pamela Valdivia Rojas nació el 17 de mayo de 1968 con el RUN 11.615.375-0. Es hija de Luis Lorenzo Valdivia Rojas y Fresia Rojas Rojas. A los cinco años fue llevada al hospital de Calama debido a una paliza propinada por su madre. Sin embargo, cuando despertó, la pequeña se encontró con dos personas que no conocía: Jorge Cortés y Rosa Solís, ambos paramédicos del hospital. Jorge y Rosa se la llevaron a vivir a un cuarto con ellos. Michel sospecha que fue sustraída para ser vendida o para ser convertida en un objeto sexual. Sus preguntas son recurrentes: ¿por qué me cambiaron la identidad de manera fraudulenta? ¿Bajo qué argumentos fui retirada del hospital por dos desconocidos a modo de "adopción"? Pues la pareja, según lo que recuerda Michel, no calificaba para contraer una responsabilidad de esta envergadura: de escasos recursos, sin vivienda, mal avenida y con episodios de maltrato. Golpes, encierros y hambre Michel creció extrañando a sus cuatro hermanos, aunque uno, el menor, ya había fallecido -ella lo vio morir-. Pero a sus hermanas no las podía olvidar. Obligada por las circunstancias, Michel comenzó a asumir que Jorge Cortés era su padre, aunque no sentía amor por él debido al trato que le daba: golpes, malas palabras, encierros eternos, hambre y frío. Todo pareció cambiar cuando Michel comenzó a ser cuidada por "Leo". Un día -recuerda Michel-, "Leo me vistió más bonita que de costumbre y me llevó a jugar a una especie de garaje que tenía. Al rato volvió Jorge, pero esta vez acompañado de un desconocido con el que se trenzaron en una discusión. Ahí vio cuando Jorge extrajo un arma para amenazar a la señora Leo. "Parece que la señora Leo no quería que me llevaran". Un día, la mamá de Rosa, la señora Uberlinda, se dio cuenta de que la niña se encontraba en malas condiciones, según recuerda Michel. "Me dejaban encerrada cuando se iban a trabajar y me pasaba todo el día sin comer y con frío. Rosa estaba embarazada y cuando tuvo al niño yo tenía que cuidarlo". Así, la señora Ube (así le decían a Uberlinda) decidió pedirle a la pareja que dejaran a la niña con ella mientras salían a trabajar. Al poco tiempo apareció la mamá adoptiva de Jorge, la señora Berta, una mujer de avanzada edad que vivía en Antofagasta. En esos días que estuvo de visita ambas se encariñaron. De pronto, Michel se vio en un bus de la flota Arancibia rumbo a Antofagasta, a casa de Berta. "Había militares por todas partes, y revisaron el bus. Jorge tenía miedo, yo lo notaba en su cara, en sus ojos, pero yo no entendía nada". Llegaron a Antofagasta de noche y Jorge la mandó a acostarse. Al día siguiente, Michel se da cuenta que Jorge, Rosa y el niño ya no estaban. "Comencé a llorar, pero la mami Berta me arrulló en sus brazos y me calmó". Fue con Berta que Michel retomó el colegio, no sin antes inscribirla en el Registro Civil con otro nombre: Michela del Carmen Cortés Herrera. Así consta en el certificado de nacimiento número 353 de 1982. Curiosamente, aparece registrada como hija de Jorge Roberto Cortés Jiménez, el marido ya fallecido de la señora Berta, pero la señora no aparece como mamá de la menor. Bajo este nombre asistió a clases en la Escuela 10, hoy E-67, de Antofagasta. A Michel le gustaba la escuela aunque "muchos de mis compañeros se burlaban de mi condición: pobre, porra y sin familia", recuerda hoy la mujer. Sin embargo, conserva recuerdos lindos de esta mujer que la crió. "Mi mamá Berta era viejita y muchas veces estaba en cama, yo sentía miedo que se muriera, ¿qué haría yo sola? Llegó el año 1977 y Jorge regresó a buscar a Michel, después de dos años ya la niña casi no lo recordaba. Comenzaron de nuevo las amenazas para que ella no contara nada de su vida a nadie, y menos qué había pasado con sus nombres. "Me gritaba que si hablaba algo él me mataría". Tras el quiebre, en 1978, Berta y Michela recibieron una carta de invitación para ir a vivir con Jorge y Rosa a Arica. Las cosas costaban y no estaban bien para las dos mujeres solas, así es que aceptaron ir a la ciudad nortina. Allí Michela entró a la escuela de niñas D-6 República de Francia. Jorge la seguía golpeando. En 1982 Michel nuevamente aparece con un nuevo certificado de nacimiento. Esta vez el trámite lo realizó Jorge Cortés. El nombre siguió siendo Michela del Carmen Cortés Herrera. Sin embargo, cambió la fecha de nacimiento del 17 al 15 de mayo de 1968, y el RUT fue cambiado también al número 10.992.044-3, según consta en el certificado emitido por el Registro Civil, con número de inscripción 353. Michel cuenta así con dos identidades y con dos fechas de nacimiento distintas. Además, aparece como hija de Jorge Roberto Cortés Jiménez, quien ya estaba muerto y Berta Clara Herrera Sandoval. Uno de los documentos dice que ella es "reconocida como hija natural por escritura pública del 14 de febrero de 1975, otorgada ante el notario de Antofagasta, don Luis Hernán Pérez Saa". Para esas alturas ya era Michela del Carmen Cabezas Herrera. La madre requeriente es la señora Berta. Michel ya mostraba en su conducta el peso de su historia. "Me convertí en una adolescente muy rebelde, no aguantaba más los maltratos, la tristeza y la angustia de no saber nada de mi vida". Se fue a la calle donde conoció a una amiga con la que compartió ruta. Luego, la joven conoció a su primer amor , con el que se casó y se fue a vivir a Australia. Nuevamente un cambio de identidad, pues en este país, la mujer adopta el apellido de su esposo: Michel Carmen Corrales. Pero no fue una vida feliz. El matrimonio se terminó, pero Michel se quedó en Australia trabajando, cuidando a sus dos hijos hasta que conoció un nuevo amor, un mexicano que le pidió que viajara a México con sus hijos y que se casaran. Michel aceptó y viajó a México con sus hijos, se casó y hasta hoy están juntos, tratando de buscar la paz, la verdad y la justicia que reclama con insistencia. Viaje a Chile En el año 2005. Michel escribió un mail al detective Walter Rehren pidiéndole ayuda para encontrar a su familia. El detective comenzó a indagar y dio con el paradero de dos de sus hermanos y el padre verdadero de Michel. Un programa de televisión se contactó con Michel y la trajo a Chile a encontrarse con sus hermanos y su padre, pues la madre de la otrora niña, había fallecido en 1995. Se dio inicio a una investigación solicitada por ella, pero la historia sigue sin concluir. Jorge Cortés fue llamado a declarar, pero se negó a exponer los hechos. Luego ella solicitó un ADN con su verdadero padre en el Segundo Juzgado de Calama con el rol 40277-8. Hasta hoy, no ha tenido respuesta formal. Después de 36 años, aún lucha porque se le regrese su verdadera identidad. Con dos nombres y apellidos distintos no ha podido recuperar completamente a su familia. "Quiero recuperar mi identidad, mi libertad emocional, mi vida y a mi hermana Johana de Lourdes, de quien todos perdieron su rastro. Ella dice que no ha pasado día de su vida en que no se pregunte, entre llantos, "¿quién responde?, ¿quién se hace cargo de lo que ha sido mi vida?, ¿cuáles son mis derechos como ciudadana chilena? Exijo verdad, justicia y reparación. Siempre estoy deprimida, tengo que asistir a terapias y no hay nadie que me entregue una respuesta". Lo poco que ha logrado reconstruir es a través del teléfono. "Si bien me reencontré con mi padre biológico, él no pudo dar respuesta a lo sucedido. Pude abrazar a dos de mis tres hermanos, Ana y a Luis, pero entre llantos Michel pide ayuda para lograr encontrar a su hermana Johana, de quien se perdieron hasta los primeros registros de nacimiento. Nadie conoce el paradero de ella, insiste Michel. La mujer sabe que logrará recuperar su verdadera identidad, así como también tiene claro que esto le traerá más dolores de cabeza, pues deberá cambiar toda su documentación, tanto en Chile como en Australia y México y, peor que eso, los cambios de apellidos de sus tres hijos. Pero nada de eso importa más que volver a ser ella misma. "Seguiré gritando para que me escuchen y se haga justicia. No descansaré". |
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