sábado, 26 de febrero de 2011




Investigación Periodística


HISTORIA DE MALTRATOS
La historia de Tamara Schayman

(Por Claudia Molina B.)

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Alejandro Schayman Klein, padre de Tamara 



Con la pequeña ya internada y en estado de coma, el 3 de abril de 1996, 
el doctor Carlos Hinzpeter, de la UCI pediátrica de la Clínica Las Condes, 
emitió el primer certificado oficial sobre su estado. En él se consigna que 
la niña -nacida cuatro meses antes, el 12 de noviembre de 1995, justo dos 
años después del matrimonio de la pareja- presentaba un “hematoma 
subdural extenso, hemorragias retinianas, fractura parietal (de cráneo) 
derecha extensa, hemorragias intracraneanas múltiples diseminadas, 
fracturas antiguas de dos costillas y del húmero distal (hueso del 
antebrazo) derecho, además de periostitis cálcica (señas de intento de 
fractura) en ambos fémures y la tibia derecha”.  El diagnóstico era 
tajante: estaba en coma y en peligro inminente de muerte.

Ante la gravedad de las lesiones y las fuertes evidencias de que se 
trataba de un caso de maltrato infantil, Hinzpeter y los otros médicos 
que la evaluaron le advirtieron al matrimonio que denunciarían los 
hechos a la policía. “Es mejor que busquen un abogado”, les dijeron.

El mismo día 3 en la mañana, la denuncia formal de maltrato la hizo 
por teléfono el doctor Jaime Mañalich, otro de los tratantes. El parte 
Nº 402 de Carabineros dio cuenta del primer interrogatorio policial que 
Schayman y su mujer debieron contestar durante el proceso, en una 
versión que ambos tratarían de mantener más tarde, no siempre con 
éxito. Explicaron que sólo supieron de sus fracturas antiguas el día 
en que la internaron y que la niña tenía problemas de salud casi 
desde el comienzo de su corta vida, a partir de un supuesto diagnóstico 
de vasculitis, que más tarde fue descartado a través de biopsias.

Según Marianne Kychenthal, cuando su hija tenía diez días de vida, 
“comenzó a botar sangre cuando hacía sus necesidades”, aunque 
después los médicos demostrarían que tenía intolerancia a la lactosa.

La mujer dijo que al mes y medio de vida, Tamara “comenzó con 
moretones en todo el cuerpo”, al tiempo que “muy pocas veces se 
sonreía” y tenía “úlceras en la boca y en el periné (una zona de sus 
genitales)”. Aparentemente, Marianne desconocía lo que le estaba 
pasando a su hija, porque en su declaración afirmó que en la casa 
de la familia “la niña nunca fue maltratada, por lo que no me explico 
lo que me manifestó el médico”.

Alejandro Schayman, en tanto, declaró lo que había pasado tras 
internar a Tamara, el 28 de marzo: “El médico dijo que la niña tenía 
los fémur (SIC) de sus piernas quebrados y unas costillas, agregando 
que podría ser esta situación un maltrato infantil (…) 
Nosotros le decimos que eso no podía ser, ya que la niña tiene una 
enfermedad que no sabemos”. Sin embargo, esta vez los médicos 
sí captaron rápidamente el cuadro de maltrato de Tamara y así lo 
consignaron Carlos Hinzpeter y René Tejías en un primer informe 
clínico sobre ella: “En este contexto, se sospecha Síndrome del 
Niño Golpeado”.

La Querella

Pese a la ausencia inicial de sospechas, sólo ocho días después de la 
denuncia médica ante la policía, Marianne Kychenthal cambió de 
opinión sobre su marido y el 11 de abril de  1996 interpuso una querella 
en su contra -por “lesiones gravísimas”-, ante el Duodécimo Juzgado 
del Crímen de Santiago.
Ella misma declararía después que el día 9, su esposo le reconoció ser 
el responsable del estado de la niña, versión que el hombre repitió al 
día siguiente ante los detectives de la Brigada de Homicidios.

Seis días después, tras una petición de la querellante, el publicista 
Alejandro Schayman Klein -nacido en Argentina pero adoptado por 
padres bolivianos- fue detenido e interrogado. Rápido, el caso de 
Tamara saltó a las portadas de los diarios y a las pantallas de televisión.

Tanto en la querella como en su primera declaración judicial, Marianne 
Kychenthal relató los diversos problemas de salud que presentó Tamara 
desde casi recién nacida, y que tanto sus padres como los más de 25 
médicos consultados hasta su internación, siempre atribuyeron a las 
más extrañas enfermedades posibles. Allí habló de las deposiciones 
con sangre y contó que a partir del mes y medio de vida, “le 
empezaron a aparecer manchitas y moretones esparcidos por el pecho”.

Aunque después la investigación judicial daría pistas claras de que tales 
moretones fueron causados por su padre, en su momento los médicos 
lo atribuyeron a un posible desorden plaquetario o, incluso, a alguna
forma de hemofilia, “ya que cuando se le pinchaba para sacarle sangre, 
le costaba coagular”.

Agrega la madre que luego, Tamara presentó ulceraciones en la boca 
y en el periné, al tiempo que “se le empezaron a salir las uñitas (…) 
durante todo este tiempo iba al doctor y de ahí siguieron los moretones 
y la misma historia”.
En la querella, la mujer expone que cerca del 20 de marzo de 1996, 
tras una nueva internación de la pequeña, contactaron al doctor 
Patricio Vives, un médico chileno que trabajaba en el Hospital dela 
Universidad de Harvard, en Boston, Estados Unidos. “Ello -dijo Marianne-, 
con el propósito de decidir un posible traslado de la menor a ese 
centro hospitalario”.

Tras examinar a Tamara, Vives quedó de revisar los exámenes con 
especialistas de Boston y avisar si el viaje procedía o no. Nunca 
alcanzó a contestar, porque dos días después, la pequeña entró en 
coma. En su querella, Marianne también consignó el nuevo y ahora 
consensual diagnóstico médico: “El extremo deterioro de la salud 
de nuestra hija no es consecuencia de ninguna enfermedad, sino de 
golpes, heridas y maltratos de obra causados por tercero, que pueden 
provocarle la muerte y que, de no ser así, la dejarán demente 
de por vida”.

Confesión Extrajudicial

Una semana antes de la detención de Schayman, ocurrida el 17 de 
abril, los abogados del matrimonio –Ricardo Rivadeneira, Patricio 
González y Rodrigo Zegers- hablaron con el publicista, y obtuvieron 
de él una confesión extrajudicial, en la que reconoció ser el autor 
de las graves lesiones que presentaba su hija. Un día antes, había 
dicho lo mismo a su mujer.
De hecho, Marianne consignó en su querella que, “como 
consecuencia de la firme actitud de los médicos (…) mi marido, 
el querellado Alejandro Saúl Schayman Klein, me confesó que 
él era el autor de los gravísimos golpes, heridas y maltratos que 
tienen a nuestra hija común, de cinco meses de edad, al borde 
de la muerte”.

La mujer también pidió al juez investigar la eventual presencia 
de negligencias médicas en el caso, dado que ninguno de los 
médicos que la atendió previamente pudo notar que se estaba 
ante un caso de maltrato infantil.
Entremedio, mencionó a las cuatro personas que contrató 
consecutivamente desde principios de febrero del ’96 hasta el 
día de su internación, para que cuidaran de la niña. Habla, por 
ejemplo, de Teresa: “Esta última enfermera se encargaba de la 
guagua desde las 8 de la noche a las 8 de la mañana, y dormía en 
la pieza de ella (…) yo y mi marido no íbamos a verla en ese lapso”.
También relata el momento previo a la internación de Tamara, el 28 
de marzo, en que la niña se mostraba “lacia (…) adormilada” y con
 fuertes vómitos. “La acostamos y Alejandro se acostó a su lado y 
cuando volví de hacer su cama, vi que Tamy estaba botando agua 
por su nariz”.

Por decisión del pediatra Jacob Cohen, tratante de la niña, la 
instrucción fue internarla de inmediato. La niña iba tan grave, que 
según la madre “ambos le íbamos dando aire y yo como (que) veía 
muerta a mi hija”. Agrega Marianne que la verdad la supieron al día
siguiente en la noche: “Tenía quebrados los huesitos de los pies; 
un bracito y las costillas”.

Luego, cuenta cómo se produjo la supuesta confesión de Schayman, 
la noche del 9 de abril, mientras paseaban al perro: “Me dijo que 
los abogados habían logrado su objetivo (…) que no sabía por qué 
razón con la Tamy se ponía como hosco, como que le daba rabia 
que (ella) tuviera todo y que fuera feliz, cuando a él le había 
ocurrido todo lo contrario (…) que cuando la vestía lo hacía 
bruscamente y los moretones de las patitas me decía que era 
cuando le ponía los zapatos y lo hacía a la fuerza (…) le 
pregunté a mi marido si había zamarreado a mi hija y me 
dijo que no se acordaba”.

Por último, Marianne Kychenthal declaró que su marido había 
intentado suicidarse dos veces antes de casarse con ella, debido 
a que “no tuvo una infancia feliz, ya que su madre era muy violenta 
para tratarlo”. A estos intentos de autoeliminación se sumó un tercero, 
el 12 de abril, un día después de la presentación de la querella. 
De hecho, dentro del proceso, la mujer consigna que Schayman estuvo
internado por ello en el Hospital Salvador, desde la noche de ese día 
hasta la mañana del 15 de abril, dos días antes de ser detenido. En otro 
informe posterior, Investigaciones confirmaría que el publicista ingirió 
medicamentos para autoeliminarse, “ya que se sentía responsable 
de lo ocurrido”.

En otra de sus primeras declaraciones ante la policía, el 15 de abril, 
Marianne relata: “Noté a mi esposo muy extraño y preocupado, quien 
me confesó ser el causante de lo que le sucedía a nuestra hija (…) 
Los abogados me relataron varias atrocidades que Alejandro les 
había confesado, tales como que el día del parto la había apretado, 
que ‘todos los días le sacaba la cresta’, que la zamarreaba, (la) 
trataba como muñeca de trapo”.


La Envidia

Schayman fue interrogado en la Brigada de Homicidios ese mismo 
día de 1996. Y de esa declaración surgen los principales elementos 
procesales que los querellantes han esgrimido desde entonces para 
pedir que se le condene y que se retipifique el delito que se le imputa 
a parricidio, algo que está próximo a ocurrir, según las fuentes 
consultadas por quien escribe.

Parte diciendo que la primera semana en que su hija estuvo en la 
casa, se sintió angustiado, tenso, nervioso; “lo que relacionaba 
con mi infancia, ya que mi madre adoptiva me decía que no iba 
a ser feliz, ya que ella no lo era, y me trataba de gordo, maricón…”

Según el publicista, sentía envidia de ver a su hija durmiendo 
plácida y feliz, “diciéndome que ella tampoco podría serlo”, 
de manera que cuando la tomaba, lo hacía “en forma brusca, 
dándome lo mismo la posición en que la tomara (…) y la 
apretaba contra mi pecho”.

Agrega que cuando debía mudarla, y aprovechando la ausencia 
de su esposa “la zamarreaba, además la tomaba en forma brusca 
como ‘abrazo de oso’”. También dice que en dos ocasiones en que 
quedó a solas con la pequeña, “algo me decía que no podía dejarla 
dormir (…) recuerdo haberle hecho un ‘chupón’ en uno de sus 
bracitos. También algunas veces la lanzaba a modo del juego 
‘el piloto’, o sea al aire y la cogía”.

Aunque todos estos dichos de Schayman son elocuentes, dos 
días después declaró ante el juez, pero esta vez no mencionó 
ninguna de estas agresiones o sentimientos anormales ante 
su hija. Más tarde diría que fue presionado para su confesión 
extrajudicial por los abogados Rivadeneira, González y Zegers -
ahora patrocinantes sólo de Marianne-, bajo el supuesto 
concepto de protegerla por el embarazo de tres meses que 
tenía en ese momento.


Recalificación del delito


La Jueza titular del Décimo Segundo Juzgado del Crimen de 
Santiago, María Paz Rodríguez, confirmó a quien escribe que, 
efectivamente se encuentra trabajando en la causa por la muerte de
 la menor Schayman. “El retraso del fallo se debe a la cantidad de casos 
que el tribunal atiende diariamente”.

Por otra parte, la Jueza agrega que se debe considerar la cantidad de 
antecedentes que ambas partes involucradas en el proceso han presentado 
y las diligencias solicitadas, debido a la gravedad de los hechos y a la 
conmoción que causó y sigue causando la muerte de esta menor. De t
odos modos el proceso de sumario ya se encuentra cerrado y el fallo 
podría ser dado a conocer durante el próximo mes de abril.

-         ¿Según la defensa la menor falleció por otras causas donde 
el padre no estaría involucrado?

La menor ingresó a emergencia de una Clínica en estado grave 
y –posteriormente- entró en estado de coma por maltrato infantil. 
Ahora hay que revisar todos los antecedentes antes de pronunciar el fallo.

-         ¿Según los antecedentes que usted ha tenido a la vista en la causa, 
se puede probar que el señor Schayman es responsable de la 
muerte de su hija?

En mi calidad de Jueza de este tribunal no puedo pronunciarme 
con antelación al fallo. Sin embargo, existen antecedentes 
importantes que dan cuenta que la menor fue muy castigada. 
Se ha comprobado que existió maltrato infantil. Ahora el 
procedimiento es leer completamente el expediente y comenzar a 
redactar el informe para adjuntar al fallo.

-         ¿Cuál es la exacta recalificación del delito que la parte 
querellante solicita?

La recalificación es de “parricidio frustrado” a “parricidio concreto”. 
Si bien la menor falleció debido a una neumonía, según consta en 
el expediente, lo cierto es que la niña cuando falleció ya se 
encontraba sin vida neurológica y se mantuvo con “vida” debido 
a las máquinas a las que estuvo conectada por largos años.

La actual vida de Alejandro Schayman 

Alejandro Schayman se encuentra en libertad, pero debe firmar 
mensualmente en el libro del tribunal, pues el proceso se amplió 
con la querella presentada por Marianne Kichenthal.

Si bien, este caso ha provocado un gran dolor para la familia 
materna de la menor, también ha sido un caso emblemático 
para los casos de abuso y maltrato infantil llegando a cambiar 
incluso las prácticas médicas y protocolos clínicos, principalmente 
de los centros médicos y clínicas del sector oriente de la 
ciudad, debido a la querella civil interpuesta por la madre de la 
menor por negligencia médica, pues nunca se ha logrado 
explicar cómo ningún médico que atendió a Tamara pudo 
descubrir a tiempo que la menor estaba siendo duramente 
agredida. Sin duda, este caso ha sentado un precedente en los 
procedimientos de los facultativos para dar a conocer a las 
instancias correspondientes cuando un menor presenta 
lesiones que podrían ser ocasionadas por algún adulto.

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