Sergio Miranda tuvo que vivir con el dolor de no poder sepultar a su madre, Yolanda Naranjo Albornoz, por más de treinta meses. Durante estos más de dos años y medio toda la familia ha sido testigo de una historia escabrosa que se comenzó a tejer después de su deceso en la casa de reposo El Buen Samaritano, cuyos dueños pertenecen a la Conferencia San Vicente de Paul. En esa época de búsqueda, nadie de la familia sospechaba que el cuerpo de la señora Yolanda estaba siendo disecado por los estudiantes de anatomía de la Escuela de Medicina de la Universidad de Los Andes, que pertenece al Opus Dei. La señora Naranjo dejó de existir a las 13:30 horas del día 28 de junio del 2000. Así lo establece el certificado de defunción N° 4875446 emitido por el Registro Civil de la comuna de Ñuñoa. Después de una larga estadía en la sala Padre Hurtado, del Hospital Parroquial San Bernardo, fue trasladada por solicitud de la asistente social y con la venia del director de dicho recinto asistencial a la casa de reposo El Buen Samaritano. En este lugar la señora Naranjo alcanzó a estar internada cerca de 20 meses. El traslado no era tan casual: el doctor Carlos García Brahm, uno de los favoritos para ocupar la cartera de Salud en un eventual triunfo de Joaquín Lavín en las elecciones presidenciales, es director del Hospital Parroquial de San Bernardo y también de la mencionada casa de reposo. La primera semana del mes de julio de 2000, a unos días de la muerte de su madre, don Sergio se enteró del deceso y comenzó a realizar los trámites de rigor para sepultarla. En ese instante nunca imaginó que los trámites que hacía no lo llevarían a ningún puerto. Al poco tiempo se dio cuenta que su madre ya había sido sepultada. Miranda no entendía cómo la administración de la casa de reposo pudo efectuar tan rápido las diligencias de la sepultación. “Solicité más detalles de su muerte y de las razones por las cuales la habían llevado al cementerio Parroquial de San Bernardo, según lo que decía el pase de sepultación que éstos solicitaron sin consultarme previamente, pero tuve simplemente respuestas evasivas. Cuando volví a conversar con el director de la casa de reposo, me dijo que ella en realidad no había sido sepultada, argumentando que la habían destinado a la Universidad de Los Andes con fines científicos. Además el doctor Carlos García me dijo que a esas alturas mi madre ya debía estar en pedacitos”, cuenta conmovido Sergio Miranda.
Dr. Carlos García Brahm, director del Hospital Parroquial de San Bernardo y de la casa de reposo Buen Samaritano. |
Don Sergio está indignado. Asegura que Carlos García le mintió e insiste que primero el médico no quiso entregarle a su madre aduciendo que ya estaba sepultada, “pero como luego se dio cuenta de que yo había ido al cementerio Parroquial de San Bernardo para saber el lugar en que mi madre quedó, y ahí me dijeron que nunca había llegado su cuerpo, me contó la verdad”. Efectivamente, La Nación Domingo, tuvo acceso a la información y pudo constatar que la señora Naranjo nunca ingresó al mencionado cementerio, pero si fue llevada a dependencias de Universidad de Los Andes para realizar investigaciones científicas. El doctor Carlos García, que además imparte las cátedras de Atención al Enfermo I y II y Geriatría en esa casa de estudios, dijo a La Nación Domingoque lo que diga el pase de sepultación no es relevante pues él tiene las facultades, como director del hospital, para disponer a su criterio del destino del cuerpo de la mujer. Sin embargo, al consultar al Departamento de Anatomía de la Universidad de Chile, aclaran que el proceso para traspasar un cuerpo desde un hospital hacia un recinto universitario es extenso y nunca demora menos de 4 meses en hacerse efectivo. ¿Por qué entonces este traslado ‘express’? Nuestro diario tuvo acceso a documentación exclusiva donde el director de la Posta Central, Leonardo Ristori, señala enfáticamente que el proceso de donación de un cuerpo lleva tiempo en realizarse, puesto que el cadáver queda en dependencias del recinto hospitalario por lo menos 5 meses. Cuando el muerto es designado a una universidad con fines académicos, trámite que es acompañado con un documento que acredite la situación, las universidades deberían conservar el cuerpo sin que los estudiantes lo trabajen por un tiempo considerable (mínimo un año), por si un familiar reclama al occiso. En el caso de la señora Naranjo, el Buen Samaritano incurrió en un grave “error administrativo” al cederle el cadáver a la Universidad de Los Andes sin el consentimiento de la familia. Incluso cuando alguien fallece y nadie reclama el cuerpo, éste podría ser donado a una institución con fines investigativos luego de un largo proceso de donación realizado a través de un documento que respalde dicha decisión y una constancia en el Registro Civil correspondiente donde se exprese claramente el lugar transitorio donde va a quedar el cuerpo. Con la señora Naranjo, esto nunca ocurrió. No es el único caso en que el doctor Carlos García, los establecimientos de salud que dirige y la Universidad de Los Andes, aparecen involucrados en la desviación de cuerpos. Hace algunos años, el ex periodista de Radio Cooperativa Patricio Parraguez, pudo constatar cómo el cuñado de un ex prefecto de Investigaciones habría corrido la misma suerte. Juan Ignacio Pastén Pastén falleció en 1994 y sólo después de 6 meses de su deceso pudo ser sepultado. Pasten murió en un accidente en la vía pública y luego fue ingresado de urgencia al Hospital Parroquial de San Bernardo, donde fue catalogado como NN (No Name). Lo curioso es que a pesar de no contar con identificación, según la versión del doctor Carlos García, se realizaron los trámites de rigor y solicitaron el certificado de defunción para realizar el traspaso del occiso a la Universidad de Los Andes. La familia del difunto está segura que lo de NN fue una manipulación pues si este no hubiese llevado identificación, no podrían haber retirado un certificado a nombre de Pastén Pastén.
¿Quién carga con este muerto? |
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Durante los dos meses de investigación, fue posible constatar diversas irregularidades en el proceso que se llevó a cabo para que la señora Naranjo y el señor Pasten colaboraran con la ciencia sin quererlo. Ya hablamos del lugar donde supuestamente los cuerpos iban a ser destinados y donde nunca llegaron. Luego, en todos los certificados de defunción se debe establecer la causa de la muerte del difunto y, en el caso de la señora Naranjo, se menciona que la causa de su deceso se debió al mal de Alzehimer que le afectaba. A simple vista nada es dudoso, pero es necesario señalar que una importante cantidad de ancianos que han fallecido entre los años 2000 y 2002 en ese recinto, han dejado de existir por la misma razón. Para el abogado Carlos Avila, este procedimiento si bien no constituye delito, si puede ser considerado como una falta de rigurosidad en la entrega de los antecedentes. Más curiosa es aún esta situación, si consideramos que hasta la fecha las causas no se han podido establecer, pese a los peritajes realizados por el Servicio Médico Legal y por el Laboratorio Criminalístico de Carabineros (Labocar) según consta en el expediente del caso.
Así fue encontrada la señora Yolanda Naranjo A., después de su paso por la facultad de medicina de la Universidad de Los Andes. |
Por otro lado, hay contradicción en las declaraciones que los involucrados prestaron en su oportunidad, puesto que el doctor al informar a la familia del deceso de la señora, aclaró que se trató de un paro cardíaco, según consta en la declaración efectuada por la nuera de la señora Naranjo ante la Brigada de Homicidios y ante el propio juez que instruía la causa. Además, la persona que solicitó el pase de sepultación, un trabajador de la funeraria Santa Gemita, firmó el documento asegurando que le constaban todos los datos que en el pase se establecían: que conocía a la difunta o por lo menos había visto el cadáver. Sin embargo, este hecho fue negado en la declaración que el mismo trabajador prestó ante la Brigada de Homicidios Metropolitana, agregando en su declaración que él se limitó a llenarla solicitud como el requeriente demandó, en este caso el Hogar de Ancianos El Buen Samaritano. Aseguró, además, que esa no era la primera vez que la dirección de la casa de reposo solicitaba un servicio bajo esas condiciones. El doctor García, al ser consultado por esta “anomalía” en el desarrollo del trámite de sepultura y el desvío del cuerpo hacia la casa de estudios privada, argumentó que este paciente se encontraba en completo abandono. Por otro lado, señaló, que “cuando la familia fue informada ellos dijeron que no se harían cargo porque no contaban con los recursos para sepultarla”. No obstante, el doctor estaba en antecedentes de que la señora Naranjo contaba con la pensión que cobraba la asistente social de la casa de reposo en el INP y además tenía derecho a la asignación de la cuota mortuoria, la misma que fue cobrada en su totalidad por la funeraria antes mencionada. Aún cuando el doctor García reconoció irregularidades, desligó la responsabilidad en el personal de la funeraria.
director del Departamento de Anatomía de la Universidad |
El doctor Alberto Rodríguez, director del laboratorio de anatomía normal de La Universidad de Los Andes, confirmó los antecedentes obtenidos en la investigación, pero aseguró que todos los procedimientos se realizaron ajustados a la ley. Cuando se le expusieron los antecedentes de la irregularidad para sepultar a la señora Naranjo, Rodríguez aseguró que “la familia no la reclamó en el tiempo indicado y cuando lo hicieron ya habían transcurrido más de 40 días”. Además, agregó el facultativo, nosotros le dijimos que se podía llevar a su madre cuando ellos quisieran. Sin embargo, la imposibilidad de hacerlo era real, porque aunque contaban con un lugar donde dejar el cuerpo (la familia tiene sepultura en el cementerio Parque del Recuerdo desde el año 1997), un cuerpo no puede ser sepultado en dos ocasiones, según lo establecen las disposiciones legales vigentes. Es decir, al existir ya un pase de sepultación (para el Cementerio Parroquial de San Bernardo) no era posible solicitar otro a nombre del mismo fallecido pero ahora para el Parque del Recuerdo. Para corregir dicha situación, necesariamente debe intervenir la Justicia. Lo argumentado por el doctor Rodríguez, respecto a la fecha de reclamo de los familiares (más de 40 días) no parece ajustado a la realidad, pues nuestro diario tiene en su poder la constancia de la denuncia realizada el 18 de julio de 2000 por la familia en la 18° Comisaría de Ñuñoa. En el caso del occiso Pastén Pastén, Sergio Allende asegura que cuando se enteró de que el cuerpo de su cuñado se encontraba en la Facultad de Medicina de la Universidad de Los Andes fueron a reclamarlo. Allí, el rector de la casa de estudios les ofreció incluso un trato pecuniario, para que estos no sacaran el cuerpo de ahí. “Descartamos el ofrecimiento de plano, puesto que lo único que deseábamos era llevarnos a Juan Ignacio y nunca pensamos en comercializar con su cuerpo. ¡Qué es eso!”, comenta indignado el ex prefecto. El doctor Rodríguez enfatizó en que todo se realiza con respeto y legalmente. Pero reconoce que han existido muchos otros casos donde han tenido que devolver el cuerpo a familiares. Las consultas que se realizaron en torno a la cantidad de cuerpos con los que trabajan anualmente los estudiantes de medicina de esa novel facultad no encontraron respuestas. Pero se puede establecer que son no menos de 5 por año, siendo que en universidades tradicionales, como la Universidad de Chile y la Pontificia Universidad Católica, logran ingresar con suerte dos cuerpos. El caso de la señora Naranjo tomó otros ribetes a medida que avanzaba la investigación, fue así como La Nación Domingo logró obtener información para dar con el paradero de su cuerpo. Pese a los antecedentes que se exponen en la causa N°86040, a las declaraciones de todos los implicados (familiares, personal de la casa de reposo y del mismo médico) el juez titular del 10°Juzgado del Crimen, sobreseyó la causa el 21 de agosto de 2001. No obstante, el fiscal de la Primera Fiscalía de la Corte de Apelaciones, envió con fecha 21 de septiembre del mismo año una revocación al sobreseimiento, puesto que considera que la investigación se encuentra incompleta. Junto con ello, solicitó nuevas diligencias sumariales hasta agotar la investigación. A pesar de todo, el 9 de octubre de 2001 se aprobó el sobreseimiento del caso. No conforme con todo, el juez (S) del mismo juzgado, hace cinco días solicitó realizar dos exámenes a la occisa (toxicológico e histológico) en el Servicio Médico Legal, antes de que fuera llevada a su lugar de descanso hace cuatro días, según consta en el nuevo registro de defunción protocolado con el número 1718/01emitido por el Décimo Juzgado del Crimen. La señora Naranjo se encontraba al interior del Servicio Médico Legal desde el año 2001. Sin embargo, la Justicia ni siquiera informó a la familia de la difunta para que estos la retiraran y finalmente la sepultaran. Fue nuestro diario quien notificó a don Sergio Miranda del hallazgo del cuerpo, que se encontraba completamente despedazado. También estaba momificado a raíz de la inyección de una sustancia - generalmente formalina- que lo mantiene de mejor manera para que los practicantes trabajen. |
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